Por desgracia, hemos podido constatar que, a diferencia de otros Estados avanzados del mundo, el español, está aun lejos de ser avanzado, por obra y gracia de sus gobernantes, ya que ni en caso de extrema necesidad, tienen el mínimo respeto por los ciudadanos/as y por la democracia. En el caso del tándem Pedro vs Pablo, es ya más que preocupante, su clara ineptitud para liderar la política española en esta grave crisis sanitaria del Covid-19.
Se debe respetar todo aquello que se publica en el BOE (Boletín Oficial de Estado), e intentar seguir las normas de las autoridades sanitarias, gracias a Dios, que al menos estos saben lo que hacen a pesar de la endémica falta de medios. Respetar el BOE es de democracia y un Estado de derecho, pero del mismo modo, ese Estado de derecho, me respeta mi derecho a opinar de las medidas y acciones de cualquier gobierno o gobernante, si así lo considero importante.
Dicho esto, he visto cómo todos lo Jefes de Estado, o presidentes de otros países, comunicaban medidas más o menos duras, según han considerado necesario. Se han presentado ante las cámaras y han informado de forma clara y rotunda. En el caso del presidente español ha sido todo lo contrario, un verdadero desastre que ha provocado una verdadera locura en la población.
No se quién habrá sido el responsable de las actuaciones imprudentes del gobierno, pero quién sea ya debiera estar dimitido. Se ha actuado mal y tarde. No se han tomado medidas hasta estar superados por la realidad, y solo han comenzado a reaccionar, cuando las naciones del mundo, incluso el amable vecino del sur, Marruecos, se ha visto obligado a cerrar sus fronteras con España, y las cifra de afectados y de fallecimientos comienza a dar miedo.
Hace justo una semana, el 8 de marzo, cuando ya era más que evidente que la pandemia se extendía con absoluta libertad por toda España, se miraba hacia otro lado. Medio Gobierno se manifestaba en Madrid para celebrar el día de la mujer, y del mismo modo sucedía en todas las capitales, contagio masivo que ahora, una semana después, comienza a pasar su factura en modo de contagios y muertes. Del mismo modo, los irresponsables de VoX, llenaban Vista alegre con un Ortega Smith con claros síntomas de enfermedad repartiendo abrazos a todo aquel pobre incauto que se le acercaba para darle la mano, besarle o abrazarlo. Todo un despropósito. La cascada de infestados nacidos del 8M solo acaba de comenzar, pasando por la propia Irene Montero o la última conocida, la mujer del presidente Sánchez, a quiénes les deseo de todo corazón se repongan lo antes posible.
Solo cuando el lunes 9, martes 10, la línea ascendente de infectados se hacía imparable, pareció que los gobiernos comenzaban a pensar en tomar mediadas a la espera de lo que decidiera el gobierno de España, pero el gobierno estaba cogiendo margaritas en el campo tan alegres y felices. La presidenta de Madrid entró en pánico y se escudó en aquello de yo no se, no puedo hacer nada, mientas Madrid se convertía en el verdadero foco de la enfermedad. Otros territorios como Euskadi, Catalunya o Andalucía, sí supieron que hacer ante la inoperancia del gobierno central, tomando medidas encaminadas a intentar parar la propagación de la pandemia. Hay quienes cuidan de los suyos y saben gobernar, y quienes miran a Soros ¡huy lo que he dicho!, perdón a las estrellas del cielo.
El viernes 13, vaya fecha también, el presidente Sánchez sale en las pantallas de televisión para decirnos que le ha comunicado al Rey Felipe VI, que va a declarar el “Estado de Alarma” en España y que el sábado se reunirá con el Gobierno para decidir el alcance de las medidas (con un par) olvidándose que los Estado de Alarma no se anuncian, se decretan. Este anuncio suicida, provoca que la ciudadanía corra a los supermercados, farmacias y estancos (que sin tabaco esto puede ser muy largo) para hacer acopio de víveres, medicamentos y vicios a la desesperada.
Ante este desastre, los presidentes de las comunidades autónomas comienzan a tomar las riendas y decretan medidas restrictivas inmediatas en sus territorios, sin esperar a presidente pasmado (se recomienda la lectura de Gonzalo Torrente Ballester “Crónica del Rey pasmado) que sigue sin saber que hacer, ni cómo hacerlo. A todo esto, las autoridades madrileñas siguen sin reaccionar, y cómo es lógico, humano, aunque nada responsable ni solidario, ante el anuncio presidencial, los madrileños/as comienzan una desmedida huida hacia territorios más recomendables, ayudando de forma inconsciente la propagación del virus del que la capital de reino es el foco principal. Desastre este que pronto veremos los nefastos resultados de contagios allá donde había pocos o no los había. La llegada de madrileños hacia la costa es tal, que obliga a las autoridades municipales a tomar medidas aún más restrictivas para evitar que el virus viajero campee libre por sus pueblos. Todo un desatino. ¿Porqué no se cerró Madrid de inmediato cuando ya era evidente que era el foco principal de la pandemia? Cuando todo esto termina alguien tendrá que asumir la responsabilidad de esta negligencia que está costando vidas.
Llega el sábado 14 y nos anuncian que para las 14 horas comparecerá el presidente para comunicar el alcance de las restricciones bajo el Estado de Alarma. Pero no son ni las 14, ni las 15, ni las 16. Nos dicen que se alarga, que la videoconferencia con los presidentes autonómicos se pasa al domingo por la mañana y que por la tarde a las 19 comparecerá, pero son muy pasadas las 20 horas cuando al fin, “fumata blanca” (perdonen ustedes el tono humorístico del relato, pero es que la alternativa es no escribir y sentarme en el sillón a llorar) para comunicarnos al pueblo, en un tomo algo despótico, todo aquello que habían acordado en la Mesa alargada del Consejo de Ministros, sin comentar ni comunicar, en una tremenda falta de respeto, a los responsables autonómicos que se estaban enterando en ese momento por la televisión.
Menos mal que los responsables autonómicos a los que ha despreciado el presidente, y muchos alcaldes, cansados de esperar al “Rey Pasmado”, ya habían acordado medidas y el pueblo, comenzaba a ordenarse. En Andalucía donde nací y vivo, no he mirado el color de la política sino las acciones, y el presidente de la Junta de Andalucía tomaba medidas inmediatas para evitar la propagación del virus por la comunidad andaluza, y el alcalde de Málaga hacía lo mismo con la ciudanía malagueña, que, en un ejemplo de ciudadanía responsable, el mismo viernes ya se refugiaba en casa, dejando la calles y comercios vacíos, que para eso, siempre fue Málaga, así lo dice su escudo, la primera en el peligro de la libertad, y en esta ocasión la libertad se defiende en casa.
La traca final. El presidente dice que asume todo el poder y que asume las responsabilidades de forma directa (Virgencita, virgencita que me quede como estoy, fue mi primer pensamiento) y que las comunidades autónomas, las policías autonómicas, la sanidad etc… pasa todo a estar bajo su control, y que mañana si eso, se lo comunicará a los presidentes autonómicos. Pero eso no es lo peor, lo peor es que nos dice que no nos movamos de casa excepto para: ir al supermercado a comprar, a los bancos, a las compañías de seguro, a las ópticas, a las peluquerías, a las tintorerías, al trabajo diario, a visitar a la familia… vamos menos ir al futbol, tomar un vino en las terrazas, comprar unos pantalones en el pequeño comercio al lado de casa o visitar la Alhambra, el resto sigue igual. El lunes a las ocho de la mañana veremos los metros y autobuses llenos de gente para sus centros de trabajo en fabricas, oficinas bancarias, oficinas del seguro, ópticas o peluquerías (para personas mayores, que son las que menos deben salir de casa) o a la tintorería de casa (que no sabía yo que lavaba las sábanas del hospital) o lo que es lo mismo, seguir contagiando a la gente y provocar muertes inocentes.
Llega otra vez usted tarde presidente Sánchez, todo lo que hace usted es un verdadero despropósito tras otro, tantos que puedo estar escribiendo hasta completar una enciclopedia del disparate completa. España en estos momentos necesita cerrar todo al menos 15 días y aguantar como podamos, pero le ha faltado valor y mentalidad de Estado. No se ha atrevido a asumir las consecuencias de un cierre total de 15 días, y la curva de infectados seguirá creciendo bajo su responsabilidad. Dentro de 15 días se presentará usted en el Congreso de los Diputados a pedir una prorroga del Estado de Alarma, si es que ya no le queda más remedio que anunciar algo peor, para al final, tomar la decisión que hoy le ha faltado valor y coraje tomar. El problema es que habrá costado vidas. Espero que dentro de 15 días en el Congreso de los Diputados lo que se encuentre usted y su gobierno, no sea otra cosa que una moción de censura que lo quite a usted de la vida política española para la salud física y mental de todos los españoles y españolas.
Menos mal que este relato de las cónicas de un presidente pasmado, tienen un final feliz. El pueblo, siempre el pueblo es quién salva al pueblo, y un negro sábado de marzo terminó con la ciudadanía en los balcones aplaudiendo al pueblo, a esos héroes de la sanidad pública que, sin medios, ponen su vida en riesgo por todos nosotros. ¡Gracias! hermanos y hermanas de bata blanca.
Pedro I. Altamirano