Todo queda en casa, [fortuna Borbones] atada y bien atada. Cuando el rey Felipe VI anuncia que echa a su padre por corrupción y renuncia a su herencia, nos enteramos que eso no está tan claro según la propia ley española y ahora se complica. Lo ha hecho después de que The Telegraph y Vozpópuli publicaran que el monarca figura como beneficiario de dos fundaciones investigadas en Suiza en una causa por presuntos delitos de blanqueo de capitales.
Al menos un documento de una de esas fundaciones, fechado en 2006 y al que ha tenido acceso este periódico, también ubica como beneficiarios a las descendientes del actual jefe del Estado: la princesa Leonor y la infanta Sofía, nacidas en 2005 y 2007, respectivamente.
En el mismo documento, bajo el título de “Reglamento de la Fundación”, también figuran como beneficiarias las hermanas del rey, Elena y Cristina. Estipula que en el caso de muerte de Felipe de Borbón y Grecia «la fortuna de la fundación deberá ser atribuida a los herederos legales nacidos o que nacieran de una unión legal».
El documento fue redactado el 8 de mayo de 2006, siete meses después del nacimiento de la Princesa Leonor, primogénita del ahora rey de España. Según el escrito, ella y su hermana Sofía serían las beneficiarias en sustitución de Felipe VI en caso de fallecimiento. No se especifica qué pasaría en caso de renuncia. La Casa Real tampoco ha hecho mención explícita en su comunicado a la situación de la princesa y la infanta en la Fundación Zagatka.
Para liar aún más la cosa, este diario matiza que el reglamento de la fundación al que ha tenido acceso explica que, de apartarse las hijas del rey, las siguientes en la lista serían Elena de Borbón y Grecia y Cristina de Borbón y Grecia, quienes aparecen como quintas beneficiarias. Al principio de la pirámide consta como primer beneficiario Álvaro de Orleans-Borbón; como segundo, Andrés de Orleans-Borbón y San Martino; y como tercero, Juan Carlos de Borbón y Borbón.
Otras más en el abismo de corruptelas hechas de espaldas, o no, al Estado español, en el que se encuentra la Casa de Rey. La alarmante situación en el deteriroro de la imágen de la Familia Real, está haciendo que se tomen decisiones que no tienen cabida en un Estado de derecho democrático. Más bien se asemejan a uno de pandereta.