La lucha contra el coronavirus comienza a dar signos de éxito. El COVID-19 está en el foco de todos los laboratorios del mundo, pero tres tienen el resultado al alcance de la mano: uno en EE.UU. otro en Alemania y otro en China. Los tres países se encuentran en una carrera científica para aniquilar al SARS-Cov-2, nomenclatura científica. Los primeros avances vienen de la Zona 0, donde investigadores chinos realizaron un experimento con monos Rhesus, a los que infectaron con coronavirus.
Qin Chuan, uno de los directores del estudio para alcanzar una vacuna en China ha revelado que infectaron a cuatro monos reshus. Estos mostraron los signos de la enfermedad tan solo tres días después, empezando a experimentar fiebre, dificultades para respirar y perdidas del apetito y el peso. Al séptimo día uno de los monos fue sacrificado y descubrieron que la enfermedad se había extendido por todo el cuerpo haciendo daño especialmente en los pulmones.
Esto demuestra que el sistema inmune continúa luchando contra el virus y que se acostumbra a ellos. Los monos restantes que no fueron sacrificados y que habían sido inoculados con la vacuna se curaron y sus órganos se habían recuperado. Además, los primates que recayeron lo hicieron con muchísimos menos problemas que los que no habían sido inoculados.
Así, la esperanza crece con el planteamiento de que existe una posibilidad de encontrar una vacuna efectiva frente a la mortal enfermedad viral. En cualquier caso, estos avances se matienen en la prudencia esperando más resultados, por lo que aún no será empleada para el ser humano como remedio preventivo eficaz.