España no está preparada para soportar recesiones económicas por crisis como la de ahora. Si bien la sanitaria por contagios como el covid-19 les cuesta a todos, a los países débiles le viene asociada la financiera, que las hace mucho más duras. Depende de cuando dure, escucharemos el revoloteo sobre nuestras cabezas de que el Estado está en quiebra. Esta crisis se ha gestionado mal y tarde, veremos como acaba.
El confinamiento en sus casas de la mayor parte de la población ante la pandemia del coronavirus va a pasar una dura factura a los ingresos públicos, precisamente cuando la desaceleración económica los había ralentizado mientras repuntaba el gasto de las Administraciones.
Dependerá de la duración, y de cómo se produzca la futura salida de la economía, pero la contaminación de los dos principales motores del PIB, el consumo y la inversión (demanda interna), va a afectar gravemente a los ingresos tributarios al menos en los dos primeros trimestre del año mientras el PIB entra en recesión, que puede ser temporal o ya veremos.
El Ministerio de Hacienda confirma que marzo está siendo catastrófico para la recaudación tributaria, y abril puede ser aún peor, porque coinciden en este mes las declaraciones trimestrales de IVA y del pago fraccionado del Impuesto de Sociedades. Nadie se atreve a profetizar qué pasará en mayo o junio.
Una caída del 50% de este impuesto puede suponer una pérdida entre marzo y abril de casi 5.000 millones. Es cierto que el consumo en productos alimentarios y de limpieza se ha activado por el acaparamiento de los ciudadanos. Pero estos productos están gravados con los tipos más bajos del IVA del 4% (superreducido) y del 10% (reducido).
Si Europa no inyecta dinero pasadas esas dos ridiculas semanas que se han dado para ‘sopesarlo’, puede pasar de todo. Sirva de ejemplo que el sur de Italia es una bomba a punto de explotar y su gobierno ya no tiene recursos. La deuda, que lastrará el futuro de la economía y a varias generaciones españolas, seguirá creciendo casi a la italiana (140% del PIB). No volvamos a llegar tarde otra vez.