No hay más, España va a ser rescatada. Y esta vez no se le va a poner otro nombre que no sea ese: Rescate. Blando o duro, pero rescate. El Estado español no puede recurrir a nadie, ‘por el momento’, para recibir ayuda ni sanitaria, ni social, ni mucho menos económica. Ya lo habiamos advertido desde Las Repúblicas.
Así, ante tanto ninguneo, el Gobierno de Pedro Sánchez ultima la negociación para pedir un rescate «blando» de 20.000 millones de euros a la Unión Europea, que supondrá recortes menos exigentes que los que afrontaron Grecia o Portugal en la crisis financiera del 2008.
La Moncloa da por perdidos los llamados ‘coronabonos’ como salida a la hecatombe económica del coronavirus, pero considera que Alemania es más receptiva a rebajar la condicionalidad del préstamo europeo ante la presión de España, Italia y también Francia.
El Consejo Europeo volverá a reunirse en menos de una semana. Los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 negocian una solución que permita afrontar la crisis económica del coronavirus. Al Estado español es el último cartucho que le queda.
La eurozona entrará en recesión en el segundo trimestre, según el consenso de todas las predicciones. Los países especialmente golpeados por la epidemia de la Covid-19, como España, se enfrentan a caídas del PIB de entre el 15 y el 20% por el cierre sin precedentes de sus economías para frenar el avance del virus.
El bloqueo mental, por la más que pésima previsión y organización de la pandemia, por parte de Pedro Sánchez es notorio. Nadie le hace caso y lo único que ha hecho ha sido hacerle caso a la rancia caverna al darles voz en primera línea a militares con sus partes de guerra y sacar los blindados a la calle a patrullar. Patético, que como tal, se acaba pagando.