Parece que el Ministro de Sanidad, Salvador Illa, oculta algo que debería ser de información pública. Este viernes ha evitado revelar el nombre de la empresa a la que se devolvió los test rápidos para detectar el coronavirus, remitiéndose a sus palabras del pasado 26 de marzo y justificando esta decisión en que España está en un momento en el que «sigue necesitando proveedores». En este sentido, ha agradecido la ayuda de las autoridades chinas para la adquisición de material sanitario.
Hay que reordar que tras comprobar que estos detectores de coronavirus no funcionaban correctamente, Salvador Illa anunció que el Gobierno no recibiría el lote completo de 640.000 que había encargado a China entre los que se encontraban los 50.000 aparatos defectuosos. Desconocemos si este distribuidor está asociado al Gobierno o a alguna firma importante, pero no tiene sentido ocultar su nombre, porque hace más sospechosa la pesima gestión del Gobierno.
El ministro de Sanidad ha justificado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que aquellos test adquiridos tenían el sello CE y podían ser por tanto distribuidos y comercializados en la Unión Europea, pero desde el Ministerio hicieron «una validación adicional» y entendieron que no cumplían con «unos requisitos mínimos de testado», por lo que se procedió a la devolución del producto.
Moncloa reaccionó a esta información emitiendo un comunicado donde aseguraba que dicho material no se compró directamente al gigante asiático, sino a un proveedor nacional «que los importaba de China», aunque en ningún momento ha desvelado el nombre. Aun así, el titular de Sanidad no ha querido dar nombre concreto del distribuidor español que medió para traer a España este material sanitario.
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