El caso del informático ruso Piotr Yuryevich Levashov, que fue detenido por la Policía Nacional en abril de 2017 en Barcelona, ha reconocido ante el Gran Jurado del Estado de Connecticut (Estados Unidos) haber infectado hasta 100.000 ordenadores, según consta en la acusación del FBI. El responsable de esta investigación policial, el agente especial Elliot Petterson, acusa a Levashov de ser el responsable de colonizar miles de computadoras con software malicioso, y crear una red al servicio del pirata informático, que instalaba un bot o robot informático en cada terminal infectado.
Esta operación permitía al hacker pirata utilizar los correos electrónicos de miles de desconocidos para transmitir mensajes basura, con los que lograba multiplicar su estafa. Los crackers, que así se denominan los hackers que cometen actos ilícitos con su actividad, logran millonarios ingresos. Ofrecen por ejemplo, trabajos en casa, sin hacer nada y con una alta remuneración. Infinidad de mensajes enviados por mail, calificados como spam, que buscaban engañar a personas necesitadas de ingresos. La victima que caía en la trampa pasaba a formar parte de su red, en la mayoría de los casos sin saberlo.
Involucrado en la victoria de Donald Trump
Levashov, que permanece en prisión desde que fue extraditado por España, se declaró culpable de los cargos que le imputa la Justicia de EEUU, que le acusa de los delitos de provocar daño intencional a un terminal informático protegido, de conspiración, de fraude electrónico y de robo de identidad agravado.
Asimismo, el nombre de este pirata informático fue mencionado por medios de comunicación internacionales que involucraron a Levashov en el resultado de las elecciones de Estados Unidos de 2016, aludiendo a unas declaraciones de la esposa del hacker en las que habría reconocido que su marido le confesó haber desarrollado un virus informático vinculado a la victoria electoral de Donald Trump.