Francia decide apostar por los pedales por segunda vez en poco tiempo. Primero lo hizo cuando comenzaron las protestas masivas de los chalecos amarillos, ocupando las calles y las plazas y haciendo inviable el tránsito de coches. Ahora, la decisión es una apuesta por parte del ejecutivo: el uso de la bicicleta se presenta como una alternativa segura, limpia que permite el desplazamiento durante el desconfinamiento.
Para fomentar su uso, el ejecutivo francés ha anunciado que destinará 20 millones de euros. Será así como la bici llegue para quedarse, y se constituya como uno de los principales medios de transporte.
La ministra de Transición Ecológica ha afirmado que desde el ejecutivo quieren «que la bicicleta sea la reina del desconfinamiento». Y en Francia hay unos 30 millones de «reinas», de las que hasta ahora, solamente un tercio salía a la calle.
Como muchas estarán acumulando polvo y necesitarán un repaso, el Gobierno ha anunciado que ayudará con 50 euros para poder repararlas.
Para los que no se sientan seguros, para quienes hayan olvidado cómo se pedalea en la ciudad, o para quienes quieran aprender, el Gobierno facilitará instructores. Además, de invertir en la creación de aparcamientos específicos para estas «reinas».
Con esta medida se presenta una opción más sana para los usuarios, porque hacen ejercicio. Más sana para todos, porque no se contamina, y la polución se ha demostrado ya como causante de cientos de miles de muertes en europa al año. Además, de su incidencia directa en la infección por COVID-19.
Es un medio de transporte que no genera gastos (salvo los pequeños arreglos de mantenimiento), que no son nada en comparación con la gasolina. Son mucho menos peligrosas que otros transportes y no generan atascos.