Si alguien se lo propone algún día, dará para una serie policiaca/periodistica/política de exito asegurado. Bartolomé Cursach, en sus orígenes «Tolito», y posteriormente el ‘rey de la noche mallorquín’, era un humilde recogepelotas del más selecto club de tenis que saltaba los muros del Lluís Sitjar para ver los partidos del Mallorca», hasta convertirse en el poderoso multimillonario Tolo, «máximo accionista del Club de Fútbol Mallorca con más del 43% del capital» y «dueño de las mayores discotecas y complejos deportivos y de ocio de Palma».
El irreverente Eduardo Inda vino a dirigir El Mundo de Baleares, bajo órdenes expresas de Pedro J. Ramírez, y emprendió una campaña mediática implacable contra el llamado «rey de la noche de Palma», destapando irregularidades en sus discotecas y desvelando que presuntamente tenía a sueldo al expresidente balear Gabriel Cañellas, del PP, partido que gobernaba la comunidad de Ses Illes. Y según indica Público, ni esa poderosa palanca política, ni las buenas relaciones que mantenía Cursach con Pedro Serra, patriarca (ya fallecido) del imperio de prensa que capitanea el diario Última Hora, le habían bastado para zafarse de ese acoso periodístico.
Así que Tolo Cursach recurrió al gran maestre de las cloacas de Interior, y no reparó en gastos para contratar al comisario José Manuel Villarejo Pérez con el fin de que averiguase por qué era objetivo de ese ariete mediático y cómo podía neutralizar esa ofensiva que empezaba a frenar a su meteórico ascenso empresarial.
Villarejo investigó la maniobra y efectuó un aparentemente exhaustivo informe de situación, revelando secretos del modus operandi periodístico y también personal de Pedro Jota e Inda, así como su plan en favor de «cierto sector del PP», informe que ha acabado formando parte del caso Tándem por el que el comisario jubilado está acusado de organización criminal, blanqueo de capitales y cohecho, y permanece preso desde noviembre de 2017.