Ante la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus y la absurda militarización que se ha hecho de ella, sale a escena a forma de recordatorio, un documento de julio de 2015, bajo el título ‘Análisis estratégico. Revisión 2015, y la situación geopolítica en las fronteras de la UE’, ya preveía que “una Catalunya independiente como Estado miembro de la UE se obliga a disponer de unas Fuerzas Armadas, configuradas bajo las pautas marcadas por la Agencia Europea de Defensa”.
En ese año el departamento sectorial de Defensa de la ANC, entidad soberanista clave, diseñó un esquema de cómo debía ser la fuerza naval en una Catalunya independiente. El revuelo fue tal que la ANC disolvió esta sección, que pasó a llamarse Societat d’Estudis Militars (SEM). Recortdemos que el Centro de Estudios Estratégicos Catalán (CEEC) realizó un informe sobre cuáles eran los riesgos para Defensa nacional a los que tendría que enfrentarse un estado catalán independiente, y cómo hacerlo.
El director de dicho centro era Miquel Sellarès, ex director de los Mossos y militante de Esquerra Republicana de Catalunya. En este estudio, titulado ‘La futura fuerza de defensa de Cataluña’, se desgrana cuál es la hoja de ruta de la creación de unas fuerzas armadas catalanas. Se avanzaba que “en un documento futuro, perfilariamos cómo tendrían que ser unas fuerzas de Defensa capaces de llevar a cabo su cometido (asegurar la provisión de alimentos, agua y energía, garantizar las rutas de comercio marítimo, defender el espacio aéreo y marítimo, salvaguardar la vida y libertad de los ciudadanos, gestionar fenómenos naturales catastróficos como incendios, riadas, inundaciones, nevadas o temporales”.
Entonces, la ANC había elaborado un primer documento que hacía referencia a la fuerza naval catalana, que debería contar con varias patrulleras de altura y de litoral, media docena de aeronaves no tripuladas, embarcaciones pequeñas y un remolcador de altura. Comenzaría con unos 700 soldados y en una década debería tener 1.700 efectivos. Fue un documento elaborado por tres jóvenes de su sectorial de Defensa. El revuelo causado en su momento fue tal que la ANC cerró esta sectorial.
A partir de entonces, su personal y su cometido pasaron a depender de la SEM, que terminó realizando los estudios correspondientes a un ejército terrestre y a la fuerza aérea. Este ministerio pensado para “garantizar la seguridad de los intereses nacionales vitales y estratégicos, poniendo en marcha las fuerzas capaces asumir estas tareas”, hubieran desepeñado una labor mucho menos invasiva y carnavalesca que la que ha hecho el ejército español. No se tendrian que haber visto ni vehículos de combate ni armamento de guerra. Esta no era una crisis militar sino sanitaria.
Nuestro Ejército por la Diagonal de Barcelona, ESPAÑA. #COVID19 pic.twitter.com/2JwqiFAZtN
— Cap. Ramírez (@capitanrmz) March 22, 2020
No estamos solos!! 🤗🤗❤️🤗🤗.
Camiones del Ejército en la calle Numancia (Barcelona).
Muchas gracias a la @UMEgob y al @EjercitoTierra por el histórico trabajo que estáis haciendo, junto a todos los cuerpos policiales y todo el personal sanitario. Sois verdaderos héroes! 👏👏👏. pic.twitter.com/gzGO7w4lm1— Societat Civil Catalana (@Societatcc) March 22, 2020
El Ejército Español de nuevo en Barcelona en el cuartel del Bruch. pic.twitter.com/lM9xtC7687
— Martín Villar Rubio (@martinvr611) March 22, 2020