El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso si monta un circo le crecen los enanos. El nuevo y terrible caso desmuestra el caos general que atraviesa esa adminitración territorial. Compró al proveedor chino Wenzhou Haoshuo Home Textile Co. 14 millones de estas mascarillas como si fueran de uso sanitario -de ahí que la presidenta las describiera como «las mejores»- y de acuerdo con los análisis algunas de ellas no llegan siquiera a tener calidad suficiente para ser consideradas mascarillas higiénicas o quirúrgicas, las de menor protección.
Por ellas la administración madrileña pagó 34 millones de euros, de acuerdo con la información suministrada por la propia Consejería de Sanidad. Es decir, pagó 2,26 euros por cada una de estas mascarillas que filtran como una normal, cuyo precio en las farmacias fue fijado en 0,96 céntimos. Menos de un euro. Así el informe oficial solicitado por la asociación de consumidores Facua detalla los fallos que evidencian las muestra analizadas y el procedimiento que se ha seguido en las pruebas.
El documento lleva el sello del Instituto Nacional de Salud y Seguridad en el Trabajo, y es taxativo: las mascarillas que reparte la Comunidad de Madrid a sus ciudadanos no filtran lo suficiente. Cuatro de las cinco muestras analizadas por los especialistas del Centro Nacional de Medios de Protección sesún no tenían la calidad suficiente para considerarse KN95 -o FFP2, según los estándares europeos-, que es la categoría con la que están etiquetadas.
Las mascarillas que han venido desde Asia en una bolsa plástica con la bandera de Madrid y el hashtag #Adelantemadrid llegaron ya con algún problema: las certificaciones y sellos necesarios tenían sospechosos errores. Todo indicaba que se trataba de otra venta irregular en un mercado ‘avispado’ por la pandemia y en el que las prisas por hacerse con equipos de protección había acabado con está comunidad autónoma engañada por los proveedores internacionales.