Se cumple otro aniversario de Felipe VI como rey. El CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) es un organismo dependiente del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad y cuyo fin es el estudio científico de la sociedad española, normalmente a través de la elaboración de encuestas periódicas. El Gobierno de turno se sustenta a veces en él, para algunas de sus posturas de Estado por ‘bien general’. El 19 de junio de 2014, el rey Juan Carlos I abdicó en favor de su hijo, que desde ese momento tomó el nombre de Felipe VI y se convirtió en el nuevo monarca de España. Desde su «toma de posesión» como jefe del Estado, el CIS solo le ha preguntado a la ciudadanía por la valoración de la institución en una ocasión, con un resultado de brutal suspenso.
El miedo que atenaza a las estructuras cavernosas del Estado, es tal, que desde julio de 2014 hasta abril de 2015 ninguno de los barómetros del organismo incluyó entre sus preguntas la posibilidad de emitir una valoración sobre la monarquía. La población o los partidos políticos que no creen en esa forma de ordenamiento constitucional para un Estado (monarquia parlamentaria ¿?) se les echaría encima. En abril de ese año, el CIS preguntó sobre la «confianza» que los ciudadanos tenían en la institución; desde la perspectiva cuantitativa, los encuestados podían puntuar a la Corona con cualquier número entre el 0 (que significaba no tener «ninguna confianza») y el 10 (aquellos que tuvieran «mucha confianza»). La media final fue de 4,34, un suspenso en toda regla.
Desde entonces, ninguno de los barómetros del organismo ha vuelto a preguntar por este asunto. Jamas. Este viernes se cumplen seis años desde la proclamación de Felipe de Borbón como Felipe VI, seis años de reinado en los que el monarca ha sido protagonista de decisiones y actuaciones que han podido generar cambios en la opinión pública. Desde los partidos políticos, al menos, sí que se ha puesto en varias ocasiones a la Corona en la agenda pública en diferentes circunstancias. Tanto ERC, como EH Bildu, o incluso Unidas podemos, entre otros ven un absoluto contrasentido el anacronismo de una monarquía como la de los Borbones o cualquier otra. Por ejemplo que el Jefe del Estado si tenga poderes militares y no de ejecutivo. O que a pesar de los imnumerables y graves casos de corrupción en esa familia se les de privilegios para que sean inviolables.
Más allá de los valores republicanos o monárquicos de cada formación, y de su defensa de una forma de Estado determinada, Felipe VI ha sido ya el nefasto y vergonzoso protagonista de infames momentos en la historia reciente. Lo fue el 3 de octubre de 2017, cuando pronunció un discurso criticando la consulta celebrada el 1-O en Catalunya, obviando la brutal represión policial, a ciudadanos que solo pretendran votar. Una actuación que para unos fue negativa e hizo perder legitimidad a una institución que debería de estar por encima de la batalla política, y que como hemos visto no ha servido para atajar el ‘conflicto’, si empeorarlo, sobre el derecho a decidir de ciertas regiones que no se consideran vasallos ni súbditos de ningún rey. Viendo la independencia como única solución de presente y de futuro…
