Como en el villancico de los peces en el río que beben, y beben y vuelven a beber, las máscaras se caen, se caen y se vuelven a caer. ¡Y eso que estamos en tiempos de mascarillas obligatorias!
El PSOE, el PP y VOX han vetado la comisión sobre los GAL en el Congreso de los diputados. Y eso que los letrados del Congreso se han pronunciado a favor de la creación de la comisión de investigación.
Esto quizás resulte complicado entenderlo, y es nuestra labor explicarlo: los servicios jurídicos del Congreso rechazaron que se citase a Felipe González pero no se han posicionado en contra de abrir una investigación parlamentaria donde, posteriormente, pudiera citarse a González. Ya, ya sé que dicho así tampoco se entiende, pero la cuestión es que no hay razones jurídicas, ningún fundamento, que impida que la comisión se ponga en marcha y, en su caso, se llame a Felipe para que cuente lo que sea menester. Dijeron que Felipe no podía ser llamado de manera directa porque ya no ocupa cargo público y no está obligado a someterse al control parlamentario. Otra cosa es que se cree una comisión parlamentaria y dentro de ella, sus miembros, decidan a quién invitan de manera libre. Es sorprendente el cuidadito que hay que tener en este país para hacer las cosas que tocan lo que no se debe tocar, ¿verdad?
Pues bien: conocida la valoración de los servicios jurídicos del Congreso, los que se han pronunciado hoy han sido los miembros de la Mesa. El órgano que gobierna la Cámara ha tomado posiciones y ha cerrado filas: PSOE, PP y VOX han votado en contra de la comisión de investigación sobre los GAL. Los únicos que han votado a favor han sido los de Unidas Podemos.
El marrón de tener que explicar semejante panorama le ha tocado, encima, a Gerardo Pisarello, que precisamente representa en la Mesa del Congreso a Unidas Podemos. Y ha explicado que se trata de una mala noticia, pues hablar de los GAL no es hablar sobre el pasado, sino hablar de las cloacas insaturadas por el franquismo, que estuvieron en la transición y que operan hoy contra el Gobierno de la mano de la extrema derecha. Ha dicho que abrir esta investigación era «una manera de pedir disculpas a las víctimas del terrorismo de Estado».
Y tiene toda la razón, porque además ha dicho que la Mesa del Congreso está funcionando últimamente como un muro para proteger la opacidad de Felipe o de Juan Carlos. Ya ven: esta es la democracia que tenemos, la de los discursos en Navidad que nos hablan de la igualdad de todos ante la ley. Hay que tener mucha sangre fría para poder afirmar cuestión semejante mientras se destapan vergüenzas inimaginables en diarios internacionales y nosotros, aquí, no podemos ni siquiera preguntar.
Vale que Unidas Podemos está comiéndose grandes sapos. Seguro que no es sencillo estar ahí capeando el temporal y sabiendo que, a la mínima oportunidad, todo está previsto para quitarles del medio. Pero es bochornoso ver que son la minoría, son los pocos que dentro de la representación del Estado, como Gobierno, parecen tener cierta conexión con lo que pensamos los ciudadanos normalitos y corrientes.
A estas alturas el PSOE está absolutamente paralizado: no es capaz de dar ejemplo y sentar a Felipe para que dé explicaciones. ¿No han pensado que promoviendo ellos mismos la comisión de investigación estarían dando una lección al mundo? ¿No se han planteado que si los socialistas quieren regenerarse -otra cosa es que no quieran o no les dejen- deberían promover ellos mismos todo lo que vaya encaminado a limpiar los trapos, sucios o no, de cara a todo el mundo? Negarse a hablar de un tema de semejante envergadura, cuando salen a la luz papeles como los de la CIA quizás no sea la mejor estrategia para dejarnos tranquilos a todos.
Aliarse junto al PP y a VOX para cerrar puertas y ventanas podría no ser lo más inteligente para el PSOE. Pero claro, vaya usted a saber cuántas cosas se nos escapan para entender los movimientos y las estrategias que tienen pensadas.
Sea como fuere, una vez más, nosotros aquí a verlas pasar. Nada nuevo bajo el sol. Eso sí: usted y yo, con mascarilla. Ellos, intentando sujetar sus caretas.
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