La corriente antimonárquica que recorre España está impulsada por los escándalos de los propios Borbones, cuando más 6 de cada 10 españoles deseaban vivir ya en una república, en el CIS de hace 5 años. Esta vez hablamos del ‘nidito de amor’ de Juan Carlos I y su amante Corinna Larsen, muy cerca de la Zarzuela, en la zona de El Pardo, un lugar que en el pasado simbolizó el poder de la dictadura de Franco. Un sitio que inspiraba temor y veneración, suficientemente cerca de la capital, que es donde se encuentra la finca de La Angorrilla.
La historia del monte de El Pardo, de este inmenso territorio de 15.700 hectáreas de bosque mediterráneo da para mucho. Está lleno de cuarteles y pequeños palacios, entre los que se encuentra el que ocupó durante varios años Corinna Larsen, la ‘amiga entrañable’ de Juan Carlos I, en lo que fue «su vivienda paralela», según indica a El Español. Como vecinos, la alemana disfrutó de una fauna de 4.000 gamos, 4.600 ciervos y 500 jabalíes.
Probablemente, ahí pasaron sus mejores momentos el Rey emérito y la que fue su provechosa amante durante una larga temporada. El Rey hizo obras por varios cientos de miles de euros y allí vivió su amante entre 2008 y 2012, con su hijo el ‘príncipe’ Alexander. En la actualidad, la actividad del lugar ha vuelto al principio, cuando era tan sólo el centro donde los agentes forestales del monte tienen su lugar para cambiarse y organizarse.
La residencia de la alemana en El Pardo duró hasta finales de abril de 2012 cuando tuvo que hacer la maleta, entre lágrimas, y abandonar la finca en la que había vivido, de forma intermitente desde 2008. La relación con el padre de Felipe VI comenzó en un viaje de caza en 2003 y se afianzó al año siguiente, cuando Corinna se encargó de organizar la luna de miel de los Príncipes de Asturias tras su boda, en mayo de 2004.
Pero nueve años después, ya como ‘Ingrid’ porque se había inmiscuido demasiado en el entorno del jefe del Estado (nombre en clave de la alemana para la central de inteligencia española – CNI) se dirigía hasta el aeropuerto de Madrid Barajas para que cogiera un vuelo con destino a Niza, en Francia donde un coche les recogería para llevarles a su casa en Mónaco.
No obstante, regresaría a La Angorrilla unos meses después. Fue allí en compañía de Juan Carlos, aunque ya no tenía una relación sentimental con el que era todavía el único Rey. «Todos sabíamos que estaba en la casita al lado del embalse. Le llamábamos ‘La Vecina’. Eran viajes diarios de Juan Carlos ida vuelta hasta allí. Y el hijo se pasaba el día con la moto por el monte», cuenta una persona cercana a Zarzuela a ese diario.
La decisión de que ‘La vecina’ desapareciera de la vida del entonces Jefe del Estado llega tras su accidente en Botsuana, que todos recordamos, el 13 de abril de 2012. Volviendo del país africano, el entonces Jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno le indicó a la ‘amiga entrañable’ del Rey que no veía conveniente que acompañara al padre de Felipe VI hasta el hospital donde iba a ser operado de su rotura de cadera y que debía continuar su vuelo hasta Mónaco.
Esa decisión, tomada el 14 de abril de 2012 terminó con el amor entre la misteriosa rubia «Ingrid» que acompañaba a Juan Carlos. Y empezó el desamor, que ha traído lo que ahora vamos conociendo en cuanto a las corruptelas que esconde la monarquía española…