Se mueve más el fútbol hasta con la tara que nos impone la pandemia, con más VAR y menos bares, por eso es más facilito utilizar lo de la tarjeta roja en el lenguaje comparado, que anunciar un jaque; así se me ocurre que el excelentísimo Pablo Manuel Iglesias se merece una tarjeta roja, por haber tenido varios meses la tarjeta robada por las tramas subterráneas a su colega Dina Bousselham. La tarjeta roja no te inhabilita para jugar, salvo algunos partidos que, debes estar silbando en las gradas, aunque el vicepresidente se pase todo el día dando la tabarra, en busca de las incógnitas de todas las ecuaciones que tiene por perversas ocultas el Estado, su plan X, en busca del tesoro del finado Anguita.
La verdad, a todos los que quieran consumir miserias, tener la oportunidad de abrir una comisión de investigación sobre las arcas que flotan en la ciénaga de nuestra historia reciente, puede ser un manjar de lectura y discusión que enturbie nuestros objetivos actuales, pero sería la oportunidad de aclarar y, nunca de una vez por todas, lo errados que estaban nuestros antagonistas y; algún día sabremos porque Aznar tuvo que nombrar de Ministro de Defensa a Eduardo Serra de prisa y corriendo, porqué no insistieron en seguir con la Comisión de los Gal los populares, era parte de su doctrinario, porque el general Sainz de Santamaría, dijo que iba a desembuchar todo lo que sabía desde el inicio de la guerra sucia; más esa extraña connivencia de la policía apatriótica, algunos miembros del gobierno Rajoy con los Villarejos (malos). Pero aunque a Iglesias le guste enfangar para no dar explicaciones, se me hace de un mal servicio a sus deberes jugar más a Mortadelo, que al padre Ferrer de los servicios sociales.
El presidente de nuestro Gobierno, no debe ser de otra forma, se prestó a apoyar al líder de Podemos, para expresar la buena sintonía en el cuarto de mandos, claro, ningún periodista le hizo la pregunta del millón a Pedro Sánchez, por ejemplo: -¿Sería usted capaz de mantener en su poder una tarjeta robada a uno de sus conocidos, sin darla inmediatamente al interesado? La respuesta la están dando nuestras ministras que, saben distinguir críticas de insultos, aunque a la canalla y la canallesca le guste más la impecración que el usted perdone, y los buenos modos llevan siempre la de perder, aunque te birlen el móvil.
Curro Flores