¿Qué arrojan estas cifras? Pues que son muy pocos, algo que evidencia la poca capacidad de rastreo que hay en estos momentos ante una situación que algunos ya consideran lo suficientemente alarmante.
La media de contactos identificados es de dos o, como mucho, tres personas. Hay excepciones, como por ejemplo sucede en Aragón, donde el informe señala que se identifica a seis personas. Solamente mejoran estos datos Canarias (que identifica hasta 27 contactos), Andalucía y Extremadura (11), o Navarra (8).
Según señalan los expertos, España debería poder contar con un rastreador por cada cinco mil habitantes. Según ha recogido Cadena Ser, el profesor Salud José Martínez Olmos considera que está fallando el rastreo «con el peligro de transmisión comunitaria», algo que ya está sucediendo en Cataluña o Aragón.
Desde las Repúblicas hemos hablado con una persona a la que se le han realizado las pruebas de COVID-19 en la región de Castilla La Mancha. En el momento en que esta persona presentó signos en su piel que podrían ser consecuencia del coronavirus, se puso en contacto con los servicios sanitarios. «He sido yo en todo momento quien ha tenido que preocuparse por informar, por estar pendiente en todo momento y me ha sorprendido mucho la manera que han tenido a la hora de evaluar los síntomas que he presentado. En lugar de preocuparse por recabar información, parecía más bien que querían solucionarlo rápido recetándome corticoides para que desaparecieran las reacciones en la piel», denunciaba esta mujer. Además, ha llamado la atención sobre el hecho de que la manera de facilitar los contactos fuera algo tan simple como facilitar los contactos de las personas con las que había tenido contacto, en caso de dar positivo al test. Algo que está en la voluntad de la propia persona en todo momento. «Evidentemente si se hacen así las cosas, la gente va a decidir qué nombres facilita y qué nombres no, porque hay quien no puede permitirse confinarse en estos momentos».