El pasado 21 de julio, Crónica Global publicaba una noticia firmada por Ignasi Jorro con el siguiente titular: «Fran, forzado a cerrar su bar en Girona por colgar una bandera española». El subtítulo ahondaba más: «un restaurador clausura su negocio tras el acoso de independentistas, medios nacionalistas y el vacío del ayuntamiento».
Un titular rotundo, afirmando sin cuestionar siquiera la versión de Fran S., y «explicando» que «cerrará su bar en Girona «harto del acoso independentista». Y para contextualizarnos la cuestión, nos señalan que «todo empezó cuando colgó una bandera del Betis y otra roja y gualda durante el derbi con el Sevilla disputado el pasado 11 de junio». Fran reveló su «calvario» al medio Crónica Global. Cuenta que él viene de extremadura, que le están acosando, y que solamente proclama su pasión por el futbol. Señala que está siendo acosado por un par de vecinas de la zona, que le llaman, que montan recogidas de firmas, que le acosan. Pero que él en política no entra. Eso sí, han ido a fotografiarse junto a él miembros de Sociedad Civil Catalana, y parece ser que también se han solidarizado desde Ciudadanos y el Partido Poular, según cuenta el C.G.
Su abogado explica que ha interpuesto una demanda por la vía civil para resarcir el honor de su cliente porque a través de las redes sociales, incluso a través de prensa digital le habían acusado de permitir consumo de droga en el bar, incluso que el dueño amenazaba a los clientes y que era un establecimiento conflictivo. Fran está seguro de que todo esto fuera por la bandera.
En esta historia faltaba la otra parte, la de las vecinas presuntamente acosadoras. De lo contrario, no se podría estar hablando de una pieza completa.
En esta ocasión el subtítulo señala: «El local, sin licencia de terraza, acumula sanciones administrativas por incumplimiento de la normativa municipal y por ruidos». En esta ocasión es Elena Burés quien firma la pieza. Y comienza explicando que nos encontramos ante una «vuelta de tuerca» a la versión que aportó el dueño de un bar de Girona para defenderse de las quejas de los vecinos, «hartos de ruidos en su terraza». A continuación, se indica que el hostelero «alegó ser víctima de un señalamiento independentista por lucir banderas españolas en su local, algo que ha sucedido en otros establecimientos catalanes, pero este no ha sido el caso». Es importante esta afirmación: «este no ha sido el caso». Para a continuación señalar que es lo que señala una de las vecinas que precisamente ha sido demandada por atentar, supuestamente contra el honor de Fran.
Y es a través de esta noticia como conocemos que no solamente han sido estas dos vecinas las que han denunciado las molestias que les ocasiona el bar, sino que han sido 114 vecinos los que han firmado una petición, que fue presentada en el ayuntamiento. Tal y como ha comprobado el medio.
El local no tiene licencia para colocar una terraza en la vía pública. Pero la terraza ahí está. Como la sanción que le puso la Policía Local por ello, algo de lo que la pieza de Ignasi Jorro no habla en ningún momento. Tampoco habla Jorro de la multa por ruido. Ni de la inspección realizada en la que se constata que se incumple la normativa vigente. Y no, no es por una bandera, sino que los técnicos realizaron una inspección del local.
Fran aseguraba que cerraba el bar por la campaña de acoso y derribo de los vecinos, por esa persecución independentista, como señalaba el artículo firmado por Jorro en el Crónica Global. Sin embargo, en la pieza que firma Elena Burés, la razón del cierre parece ser otra: «en su queja, el hostelero asegura que la campaña de acoso y derribo le lleva a abandonar el local, este miércoles ya cerrado (por ayer). Pero lo cierto es que sobre éste pesa una orden de desahucio, que nada tendría que ver con una supuesta persecución ideológica, sino con el impago del alquiler». Se aclara que la orden no va contra Fran, sino contra el hombre que firmó el contrato de alquiler, que a su vez se lo habría realquilado a «quien lo regenta en la actualidad».
La orden se ejecutará el 23 de julio tras dos juicios por impago según ha afirmado Jordi Oliveras, sobrino del dueño del local, para Crónica Global.
La versión de las vecinas explica que este local no ha respetado horarios, ni medidas de seguridad e higiene por COVID-19. Dicen que la bandera en cuestión lleva puesta desde el principio y nadie tiene problemas con ello.
Desde Las Repúblicas hemos hablado con las vecinas directamente. Nos cuentan que son varios los vecinos que han interpuesto quejas ante el ayuntamiento por el incumplimiento de la normativa, y que se han impuesto las sanciones pertinentes. «Aunque hubiera sido independentista, nos da igual. Lo único que queremos es que cumpla la normativa». Y nos explican que ha utilizado para los medios, Fran, la historia de la bandera», cuando parece ser que este hecho ni siquiera aparece en ningún tipo de escrito de denuncia.
También nos explican que están estudiando la posibilidad de una demanda al periodista por no haber contrastado la versión que dio Fran a los medios.
Hemos comprobado que, a pesar de que se ha publicado otra pieza, firmada por Elena Burés, en esta segunda pieza sí se enlaza la primera, pero en la primera pieza no se hace referencia a la segunda.
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