Teatro del bueno. Función para las masas. Más de lo mismo para volver al mismo sitio. Tras catorce encuentros durante la pandemia y bajo el estado de alarma, los presidentes autonómicos se reúnen hoy en el decimoquinto cónclave, en esta ocasión presencial, convocado por el presidente Pedro Sánchez y con la presidencia del Jefe del Estado, Felipe VI, hijo del investigado por corrupción Juan Carlos I, cada vez metido más en política.
A pesar de que había decidido no presentarse, finalmente el lehendakari Urkullu, como cabía esperar por su cercanía al Gobierno, ha aparecido en la cumbre después de haber tratado con el Ejecutivo una excusa cualquiera, la del déficit, un acuerdo que se cumplirá o no, dependiendo de factores que solo el Gobierno puede cumplir. Y de nuevo la deuda vasca. Entonces ¿para qué tanto teatro?
El encuentro que se celebra hoy en el monasterio de San Millán de Cogolla (La Rioja) tiene una duración prevista de siete interminables horas en las que se abordará la situación y las perspectivas ante la pandemia Covid-19 y la valoración de los fondos europeos. Poco o nada, porque cada comunidad presenta sus demandas, paro, densidad, urgencias, etc. para recibir más, y será Sanchez quien decida.
Desde Moncloa, se ha previsto que arranque a las 10.00 horas y finalice sobre las 17.00 horas, con un descanso de media hora para un almuerzo ligero sobre las 13.30 horas, y con comparecencias finales de los asistentes a la misma para cerrar la jornada sobre las siete de la tarde. Otro inutil y esteril golpe de efecto para el Estado con la complacencia de las CCAA. No aprenden.