El rey Juan Carlos I afronta su destierro formal instalado en Portugal tras su huida. Según fuentes próximas a la familia real, el Rey emérito, tras comunicar por carta a su hijo, el rey Felipe VI, la decisión de abandonar España, emprendió un viaje en coche hasta la localidad portuguesa de Azeitao, donde ha sido acogido por la familia Brito e Cunha-Espirito Santo, con quien mantiene una relación fraternal desde que su familia permaneció exiliada en Estoril.
La Casa del Rey, que no ha desmentido que Juan Carlos I se encuentre en Portugal, está a la espera del visto bueno del Emérito para informar de dónde se encuentra, algo que puede suceder en las próximas horas según indica El Confidencial. La opacidad de la Casa de Rey hace empeorar aún más si cabe la actitud de los medios de comunicación dedicados en cuerpo y alma a los asuntos monárquicos.
Al tener una posible investigación pendiente tanto por Suiza como por la Fiscalía del Supremo, por corrupción fiscal, ha obligado a la Casa Real a activar este desenlace. Pese a los rumores sobre su destino, el Rey emérito siempre ha manejado un radio de acción próximo en caso de emprender este viaje. Es decir, países vecinos donde cuenta con apoyo familiar directo, como es el caso de Portugal (Alburquerque), Francia (Orleans) o Italia (Borbón).
El pasado fin de semana, Juan Carlos I informó a su círculo más próximo de la decisión que había tomado. Ya no había vuelta atrás, pese a su resistencia natural desde hace meses para que se llegara a este punto. En cualquier caso, su traslado no ha sido improvisado y ha sido el más lógico atendiendo a distintos factores, incluidos los referidos a la comodidad de un viaje sencillo y las garantías de atención sanitaria para su delicado estado de salud. Todo con el visto bueno del Gobierno socialista, que no su coalición con Unidas Podemos que decía desconocer el tema.