Leía este tuit de Pablo Echenique (Podemos) y no he podido resistirme.
Que sepas que un tipo puede ir a un juzgado a acusarte de un montón de delitos sin ninguna prueba, decir que se basa en «rumorología» y entonces te abren un extenso juicio y dedican horas de TV a decir que eres culpable.
¡Que no! ¡Es broma! Eso sólo te pasa si eres de PODEMOS.
— Pablo Echenique (@pnique) August 13, 2020
Pablo trata de hacer entender que la persecución que están sufriendo desde la formación morada es, precisamente, por eso mismo, por quiénes son. Y sinceramente, estoy muy de acuerdo en que todo lo que estamos viendo estos días es eso: pura y dura persecución basada en rumores y en dimes y diretes. Ya se verá en qué acaba todo esto, pero por el momento, con lo que hay sobre la mesa, ya podemos decir que la mayoría de los medios de comunicación están haciendo lo que hacen siempre: dar palos casi por deporte, no por rigor informativo.
Porque por el momento, esa denuncia que ha puesto el que fuera abogado de Podemos, no se fundamenta en ninguna prueba, en ningún documento, en nada de nada. Según su declaración al juez, él señala y acusa en base a comentarios, a rumores, a lo que unos u otros pudieron comentar. Cosa de lo que, de momento, tampoco tenemos pruebas.
En mi opinión es bastante evidente que aquí hay todo un tinglado montado para hacer caer a Podemos del Gobierno. Lo que no tengo claro es hasta dónde llegan las redes para hacerlo posible. Sin duda, es evidente la colaboración absoluta de algunos medios, de algunos periodistas y la actitud más que cuestionable de algunos políticos.
Solamente hay algo en lo que no puedo estar de acuerdo con Echenique en este caso. Él quiere dar a entender que esto solamente les pasa a ellos, a los de Iglesias. Y no es verdad. Hasta el momento en que no se den cuenta de que en ese barco hay muchísimas más personas, no conseguiremos plantar cara adecuadamente al problema que, en mi opinión, hay de fondo.
Hay muchísimos casos judiciales que no se han sustentado en pruebas, que se han sustentado en versiones sin nada que las respalde. Se ha perseguido a gente, se ha condenado, se han denunciado prácticas absolutamente ilegales para «investigar» a los oponentes políticos. A todos aquellos que defiendan ideas como la independencia de alguna de las naciones del Estado español, a republicanos de Madrid, de Castilla, a comunistas… Se ha demostrado ya en algunos casos que los procedimientos no se han hecho de manera justa, que se han dictado condenas sin respetar los principios más fundamentales: lo ha tenido que decir el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en más de una ocasión.
Si Echenique hubiera echado un vistazo a lo que ha sido el juicio a los líderes políticos catalanes, se daría cuenta de que esta persecución no va solamente a por los de Podemos. Esto está pasando, continuamente, y lo más triste es que no ha dejado de pasar.
Si Echenique hubiera seguido el proceso a los chavales de Alsasua, se habría dado cuenta de cómo no solamente van a por Podemos.
Si Echenique hubiera conocido a Tamara Carrasco, sabría que ella no es de Podemos, pero la persecución que le han hecho ha sido todavía mucho más brutal.
Podría seguir con este listado pero por desgracia no tendría espacio suficiente para relatar todos y cada uno de los casos en los que la justicia ha brillado por su ausencia. Sería ya hora de que Podemos, que lo está viviendo en primera persona, reconozca ya de una vez por todas el problema que tenemos todos los demócratas que, sin ser de ningún partido, sin tener una bandera determinada, consideramos que es preciso unirse ante estas barbaridades. Lo primero es identificar aquello que no funciona, generar la unidad necesaria para resolverlo y asumir que, aunque no estemos de acuerdo en todo, en aquello en lo que sí lo estamos, estamos perdiendo el tiempo por no actuar.
Podemos debería actuar de manera contundente y posicionarse de una vez por todas, sin dobles sentidos, sin que les pille lejos, con todas las aberraciones que se están cometiendo en este Estado. Porque para eso vinieron. Y no, no es que vayan a por ellos. Es que ellos vinieron para, precisamente, intentar que nunca vayan a por nadie más de esta manera.