Que España sigue siendo un Estado militarizado de obra y pensamiento, lo corrobora noticias como esta. El Ministerio de Defensa ha reconocido como fallecido “en acto de servicio” al subteniente José Manuel Palencia Calzada, el primer militar muerto por la covid-19. Este reconocimiento, que sienta un importante precedente, supone que sus herederos percibirán el 200% de la pensión, el doble que si la muerte fuera por enfermedad común.
Pero la cosa se agrava cuando resulta que el militar Palencia estaba destinado en la base aérea de Cuatro Vientos (Madrid) y, según se dijo entonces, no participó en la Operación Balmis de lucha contra la pandemia. Motivo por el que no se entiende esta calificación con carácter urgente y obsesivo militar, que raya la paranoia y escapa al entendimiento civil. Es el primer uniformado víctima del virus al que se le reconoce como fallecido en acto de servicio.
Defensa no ha explicado las razones por las que en este caso se ha vinculado la muerte con su actividad militar; más aún si, como se dijo entonces, el subteniente no había participado en las tareas de desinfección, traslado de enfermos e incluso de cadáveres que acometieron las Fuerzas Armadas en la Operación Balmis. Palencia, de 57 años, a quien solo faltaba un año para pasar a la reserva, estaba destinado en la agrupación de la base Cuatro Vientos (Madrid) ¿En que se han basado entonces?
Defensa se ha limitado a señalar que “la consideración de un fallecimiento de personal militar como acto de servicio se realiza de manera individualizada, caso por caso, mediante la instrucción del correspondiente expediente administrativo, con la intervención de los órganos competentes de la Sanidad Militar y el informe de la Asesoría Jurídica. La competencia corresponde al Mando de Personal del Ejército de pertenencia del militar”. Que al fin y al cabo, son los que mandan por encima de los políticos, que callan y otorgan, como han hecho siempre…