Si en estos días tan pandémicos, una persona lee una entrevista a un anciano de 90 años, quién dice juega tres veces al tenis a la semana, malhumorado por sus fallos en el saque, y no por estar a la espera de la Parca en una residencia de ancianos, abracadabra. El truco es que el abuelete es el multimillonario George Soros, el periódico es El País, adscrito al grupo de periódicos europeos LENA, de presuntas exquisitas intenciones europeistas, pero dónde se puede sentir la duda sobre la parte del pastel de sus acciones que tiene el magnate o su núcleo de influencia.
Mr. Soros nos habla de los enemigos de Europa, de los efectos nocivos de la pandemia, de la capacidad que tiene la incertidumbre social que provoca de exponernos a cambios imprevisibles e insólitos, un exquisito manual de respuestas geopolíticas cuidadosamente preparadas con sus certezas y dudas, para llevarnos a su gran objetivo la defensa de la sociedad abierta y sus enemigos.
La entrevista, tan preparada, no encuentra un periodista que le pregunte al magnate: -¿Ante la grave situación económica que se vivirá, reunirá usted de nuevo a sus amigos, los dueños de los mayores fondos de alto riesgo, para atacar al euro, tal como hizo en la anterior crisis? Eso no estaba el guión del entrevistador, pero por culpa de la cena que mantuvieron, él y sus amigos los saqueadores en Park Hotel, muchos de los europeos del sur que dice defender, a dos velas hicieron el primo, mientras subía la prima de alto riesgo.
Su “Open Society”, sociedad abierta, de los discípulos de Popper, ha tenido y tiene en España excelentes valedores en todas las esferas del poder, tal como Mario Conde lo fue, quién tuvo la oportunidad de hablar de ella en el mismísimo Vaticano, sin asistencia de exorcista. Boyer y Vargas Llosa, pasaron del marxismo al popperismo hasta sublimarse en Isabel.
Hasta que le llegue el final con su postrer herencia, George Soros, estará en todas las tramas conspirativas que el mundo mundial cree, y viceversa, pero lo que es cierto, es que a él y los suyos se les debe poner en el punto de mira de los que trabajan en el desmantelamiento del estado de bienestar europeo, más que necesario, visto las consecuencias de la crisis, y que su sociedad capitalista de “mono el último”, lo único que le atrae es darle “leña al mono” de la infinitud de los desfavorecidos, y mantener su estado de reinado de King Kong.
Curro Flores
