Así es España, y así se define un país de pandereta. Por ejemplo, la derecha en Andalucía lo tiene claro: es más importante salvar la tauromaquia que asegurar que el Ingreso Mínimo Vital (IMV) llegue a todo el mundo que lo precisa. Primero el circo para todos y después el pan para los pobres. Aunque esa mentalidad es la que reza en el ideario del casposo carca español, aún es más notoria si cabe en el señorito andaluz.
Así se desprende del dictamen de la Comisión de Reconstrucción, cuyas propuestas son profundamente antisociales, promueven la desigualdad y tienden la alfombra roja a la pobreza, que ya devora el sur de España. En Andalucía, cuatro de cada diez personas están en riesgo de pobreza y el 10% ya se encuentra en riesgo de pobreza severa.
Son datos de la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN Andalucía) que, el pasado mes de octubre, con motivo de la celebración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, atizó esta bofetada de realidad ante la cual, el presidente de la Junta Juan Manuel Moreno no tuvo más que buenas palabras.
La situación es crítica, tanto como para estar 12 puntos por encima de la media española en número de personas en riesgo de pobreza y exclusión social… y eso era antes de la llegada del COVID-19. Entonces, 3,2 millones de personas se encontraban en esa situación en esta Comunidad Autónoma (38,2% de la población), con un 68,2% de andaluces y andaluzas con problemas para llegar a fin de mes.