En la primera parte recordamos como Juan Carlos I, empezó a amasar su fortuna, cuando todavía era príncipe bajo la tutela del dictador Franco, en la crisis del petróleo de 1973, Juan Carlos firmó un acuerdo con Arabia Saudí para cobrar una comisión por cada barril que los Al Saud vendieran a España.
En la segunda parte indicamos de cómo el rey emérito, entre regalos y compras personales, había tenido hasta 6 yates ‘Fortuna’. El último de ellos, adquirido en el año 2000 por más de 20 millones de euros, y que acabó vendiéndose en 2014 por 2,2 millones de euros.
En esta indicaremos como el Borbón aunque le gusta el mar, su auténtica pasión son los vehículos con ruedas, de los posee un prestigioso garaje con motos y, sobre todo coches, de altísima gama y lujo. Vehículos entre los que se incluyen modelos exclusivos, muchos de los cuales se pagaban con dinero de incierta procedencia
Es más que probable que ahora la abdicación del Rey Juan Carlos I obligue a la Casa Real a tomar una decisión sobre el asuntos por el que más críticas puede recibir el monarca: esa enorme flota privada de vehículos. Así, y aunque en los últimos años el Rey se ha visto obligado a reducir esta colección para favorecer una imagen más austera, en su garaje han llegado a coincidir decenas de coches de lujo de lo más exclusivo.
El libro El negocio del poder. Así viven los políticos con nuestro dinero, escrito por Federico Quevedo y Daniel Forcada, habla de la pasión del Rey por la automoción. Según los autores, el monarca ha llegado a acumular hasta 70 vehículos de todas las características, a cuyo mantenimiento iba destinada una parte de los ingresos de la Casa Real. Ya sean adquisiciones o regalos, estos son algunos de los coches que pertenecen a la flota de automóviles de la Casa Real:
- Rolls-Royce Phantom IV.
- Maserati Quattroporte.
- Mercedes 450.
- Maybach Côte d´Azur 57S.
- Mercedes S 350.
- Mercedes 500 SE.
- Audi RS6.
- Audi A8.
- Porsche 959.
- Nissan 350Z.
- Mercedes SL55 AMG.
- Ford V8.
- Volkswagen Beetle.
- Mercedes 540 G4.
- Mercedes 770 Pullman.
- Mini Morris 1275C.
Los precios de algunos de ellos, como el superdeportivo Ferrari FF, tiene un valor de 300.000 euros. El Rolls-Royce Phantom IV, de unos 1,3 millones de euros. El Maserati Quattroporte, de unos 200.000 euros. El Porsche 959, que ha alcanzado precios de hasta 2 millones de euros en subastas. Un Mercedes SL AMG, de más de 300.000 euros, O el Audi RS6 Avant, valorado en cerca de 133.000 euros. Y suma y sigue…
También es un enamorado de los viajes alrededor del mundo y, sobre todo, de la caza. Esta afición le ha llevado a coleccionar joyas armamentísticas como un rifle de caza artesanal, (foto de abajo) que casualmente encargó durante la famosa cacería de elefantes de Botsuana.
El modelo fue realizado por encargo en 2006 y lleva el sello del grabador de armas de fuego norteamericano John Bolliger, uno de los más cotizados del mundo. Está decorado en oro de 24 quilates y platino y tiene el sello de la Casa Real (fijense) y un muflón en el bulbo del pistolet.
O sus tres escopetas Fabbri, valoradas en más de 100.000 euros cada una. El precio inicial no incluye los grabados personalizados del fabricante, con incrustaciones en oro de perros y codornices en las pletinas laterales. Armas con un valor casi incalculable por ser exclusivas de su escudo de armas (Casa Real), o por ser únicas en el mundo por los exigentes ‘tuneados’ antes de salir de fábrica, según los expertos.
A parte de las armas, también se encapricho por los ‘caballos’ sin motor. De los que tenía más de un pura sangre. Con lo que a la lista se suman caballos, motos, viajes, joyas y un sinfín de objetos valiosos no registrados. Sobre todo joyas.
En 1979 se le acusó de robar la colección de obras de arte del Ducado de Hernani y vender ilegalmente sus mejores piezas por miles de millones de pesetas. Pero eso será para el siguiente capítulo.
Información de un rey de España, el ahora emérito, al que todos consideraban ‘el Campechano’, pero que ha amasado, con otra cara, una enorme fortuna, al estilo Borbón. Con mucha opacidad y permisividad, por no decir ilegalidad…