viernes, 22 de noviembre del 2024

Los riesgos de una vacuna hecha con prisas y bajo presión

|

Más noticias

Beatriz Talegón
Beatriz Talegón
(Madrid, 5-5-1983) Licenciada en Derecho por la UAH, estudios en economía del desarrollo por la LSE en Pekin. Analista política. Ex Secretaria General de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas Actualmente colabora como analista política en distintos medios de comunicación (prensa escrita, radio y televisión).
- Publicidad -
The Guardian publicaba ayer este artículo donde se advierte de los riesgos que puede entrañar la vacuna contra el COVID-19 por haber sido realizada en circunstancias de presión.
Destacados científicos, según recoge el diario, han señalado que estamos ante un riesgo que podría suponer un empeoramiento de la pandemia.  «Los políticos y las empresas comerciales están compitiendo por ser los primeros en obtener la licencia de la vacuna, pero los expertos dicen que el mundo estaría más seguro si esperase a los resultados completos que mostrasen al menos entre un 30 y un 50% de efectividad», señala la noticia.
Y es que, en Reino Unido ya han afirmado desde el Gobierno que están preparados para impulsar cualquier vacuna a través de los procesos regulatorios, asumiendo una velocidad sin precedentes que pueda tener la vacuna en marcha antes de finales de este año.
En Estados Unidos, Donald Trump quiere tener la vacuna lista antes de las elecciones presidenciales, que se celebrarán el próximo 3 de noviembre.
En España también se espera poder ponerla en marcha lo antes posible, como en otros países vecinos de Europa.
Según el profesor Richard Peto, de la Universidad de Oxford y asesor de la OMS, la primera vacuna se compraría y se pondría en marcha en todo el mundo, incluso si tuviera poca eficacia. Incluso si protegiera a una minoría de la población, podría considerarse como estándar para medir las demás vacunas que lleguen después. Este experto ha señalado que considera que «hay una gran prisa, una prisa algo nacionalista y una prisa algo capitalista», algo que según él, «hará más difícil evaluar otras vacunas».
En este sentido, ha hecho hincapié en la necesidad de una vacuna que llegue pronto, pero sobre todo, que haya pruebas sólidas que fundamenten su eficacia.
Según una publicación realizada la semana pasada en la revista científica The Lancet, sacar ahora una vacuna que pudiera ser deficiente «sería peor que ninguna vacuna, sobre todo porque las personas que la vutiveran asumirían que ya no están en riesgo y detendrían las medidas de protección como la distancia física».  «El despliegue de una vacuna debilmente efectiva podría empeorar la pandemia de COVID-19 si las autoridades asumen erróneamente que causa una reducción sustancial del riesgo, o si las personas vacunadas creen erróneamente que son inmunes, reduciendo así la implementación o el cumplimiento de otras medidas de control», señala el artículo.
Por eso, estos expertos instan a todos los reguladores a que se ciñan a lo establecido en la guía de la OMS donde se señala que no debería aprobarse ninguna vacuna con una eficacia inferior al 30%. Recomiendan al menos un 50% de efectividad, pero permitiendo un 95% de precisión que podría significar un 30% en la práctica.
Desde el órgano de control de Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos, han señalado que cumplirán con la norma del 30%, pero algunos observadores han señalado que consideran que pueden verse sometidos a presiones políticas para autorizar una vacuna que esté por debajo de este umbral.
Recomiendan la elaboración de informes que sirvan de comparación entre las distintas vacunas que se pongan en funcionamiento en los próximos meses para poder tener información sobre la eficacia de cada una.
- Publicidad -
- Publicidad -

Lo más leído

Suscríbete a nuestra Newsletter

Recibe las últimas publicaciones diariamente en tu correo para estar al día de los acontecimientos más recientes tanto dentro como fuera de nuestro país.