La integración de estas dos entidades no es una operación para crecer, tal y como se cree, sino de supervivencia. En realidad es más una compra de la catalana a la madrileña de forma encubierta. De hecho es tres veces más grande. El sector está en mínimos históricos por la baja rentabilidad y por los tipos de interés negativos, que seguirán inamovibles por la baja inflación y por consecuencia, seguirán lastrando las cuentas de resultados de los bancos. Hay que tener en cuenta que la banca pierde el liderazgo del Ibex 35: todo el sector bancario vale menos que Iberdrola o Inditex
Bankia decidió acelerar sus planes de cierre de oficinas, con un recorte de 140 sucursales durante el estado de alarma, tal y como adelantó este medio. Por ese entonces, fuentes del banco aseguraban que no habría ningún despido. Ahora, la situación ha cambiado y el banco que preside José Ignacio Goirigolzarri tendrá que abrocharse el cinturón. Los despidos van a ser una hecatombe en toda regla, y se llevaría por delante unos 12.000 empleos entre ambas entidades.
Caixabank, vive en un sector al borde del precipicio y tras la autorización de su consejo de administración, se encuentra en negociaciones con Bankia para analizar una fusión entre ambas entidades, sin que por el momento se haya alcanzado ningún acuerdo al respecto, más allá de la firma de un acuerdo de confidencialidad para intercambiarse información para valorar la operación, en el seno de una ‘due diligence’, contando con asesores para la operación», ha señalado la entidad catalana. La huida a Valencia de la sede, tras el comienzo del Procés, también le ha pasado factura.
Se trata de una integración que favorece muy mucho al Estado. El Estado español diluiría su participación en Bankia del actual 61% hasta entre el 18% y el 20%, lo que situaría al FROB como segundo mayor accionista, solo por detrás de la Fundación La Caixa, que tendría en torno a un 30%. Con lo que vería diluida, por fin, su participación en Bankia, tras su indecoroso rescate.
El rescate bancario a la entidad madrileña tuvo un alto coste: en concreto, a 31 de diciembre de 2017 se situaba en 64.953 millones de euros.. El Banco de España calculó que al final sólo se pueden recuperar 9.857 millones por la privatización de Bankia, menos de la mitad de lo que costó su rescate, que ascendió a 24.069 millones de euros.
