Rafael Sanmartín
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero
Que tenemos que hablar de muchas cosas
compañero del alma. Compañero
(Miguel Hernández)
Hacen falta miles como él. Andalucía necesita miles de Eduardo Cumplido. Andaluz. Nacionalista. Andaluz. Servicial, trabajador, dispuesto, luchador, colaborador, comprometido. Andaluz. Buen amigo, magnífico amigo. Fiel. Andaluz.
¿Cómo se te ocurre dejarnos huérfanos?
Hasta cuando discutíamos, sano ejercicio democrático de confluencia y tolerancia, hablábamos con cariño. Te has ido por sorpresa, te has despedido como un caballero de verdad, no esos “caballeros” sólo titulados por montar un caballo. Te despediste con un “hasta luego” lleno de esperanza, sacrificio —que no supimos o no pudimos intuir— para no alarmarnos, para no preocuparnos, para no vernos llorar.
Maldita enfermedad selectiva. Maldita inteligencia selectiva, capaz de seleccionar a los mejores, a los más necesarios, capaz de incapacitar a los activos, de eliminar a los íntegros, de combatir a los buenos andaluces. ¿La enfermedad también es centralista ó el centralismo “obsequia” enfermedades? Debes saber, Eduardo, que tu semilla ha sido útil. Ha germinado. En la gente que te ha conocido, en todos nosotros, más dispuestos ahora para intensificar nuestro trabajo. Te llevamos en la mente para poder seguir tu ejemplo.
Ya nos gustaría tenerte aquí, en este jardín que es el camposanto sevillano, el de tu ciudad. Maldito centralismo promotor de emigración. Aunque en este caso se lo hayas vuelto en contra, porque también has germinado ahí, en Cataluña, dónde tu ejemplo y el de Encarna, tu compañera, que será tu mejor recuerdo, sois el mensaje, para los hijos de andaluces a quienes forzaron a huir de «las hambres» y para los hijos de los no andaluces que gozan de vuestro testimonio, al conocer Andalucía. La de verdad. La que, como tu, oculta el sufrimiento tras una sonrisa porque sabe sufrir en solitario, para dar tan sólo lo mejor.
Por eso nos hacen falta muchos Eduardos. No te has ido, sigues con nosotros; sigues en nosotros. Pero podías haber esperado un “poco” más. Porque te queremos. Porque te necesitamos. Y porque eres necesario para Andalucía. Por eso nos hacen falta muchos, muchos Eduardos. Los habrá. Has dejado tu ejemplo aquí y ahí y eso es más fuerte que la depredación de tus enemigos. De nuestros enemigos. Y porque tu recuerdo es imborrable.
Y que nuestro amigo Federico disculpe la supresión de un verso, porque tú te has ido. Pero sigues vivo en cada uno de nosotros.
«El otoño vendrá con caracolas
uva de niebla y montes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos…
Tardará mucho en nacer, si es que nace,
un andaluz tan claro, tan rico de aventura»
(F. García Lorca)