Por las causas históricas y sociales que lo conforman, entendemos que la iniciativa debería haber partido de las autoridades, particularmente de la Junta de Andalucía. Pero ante su dejadez, la A.N.A. ha decidido asumir la responsabilidad de dirigir su trabajo a la obtención de relaciones culturales y económicas comunes, porque los estados que componen este amplio espacio geográfico tienen situación y características sociales comunes y su prosperidad depende en grandísima medida del encuentro positivo y el acuerdo común, tanto directo como a partir de acuerdos parciales sucesivos y/o regionales.
Andalucía como entidad, históricamente viene formando parte del mundo Mediterráneo. No sólo, sino que es uno de los pilares fundamentales de su cultura y se ha formado en la vivencia de sus avatares y su devenir histórico y cultural. Por su evolución histórica, Andalucía es también parte importante en la formación del amplio espacio africano que abarca desde el Mar Rojo al Atlántico y desde el Mediterráneo al Níger.
En cuanto al Atlántico y América son evidentes su aportación a la cultura de todas las islas intermedias, cercanas, o no, a alguno de los continentes y al propio continente americano, de forma fundamental a Iberoamérica. Todos son partícipes de su cultura y su idioma, elementos todavía latentes incluso al norte de Rio Grande. Por esta razón Andalucía tiene el deber de trabajar para promover en toda esa amplia región acuerdos culturales, políticos y económicos. Estos acuerdos sólo podrán redundar en beneficio de la paz, la concordia y el progreso en la referida región y por extensión en todo el mundo.
Con ese fin y como continuación al establñecimiento de contactos ya comenzada, la A.N.A. está ampliando la apertura de delegaciones en cada uno de esos estados y naciones.
