Hemos pasado de hablar de epidemia (cuando una enfermedad se propaga en un territorio determinado durante un tiempo acotado) a hablar de pandemia, cuando la enfermedad se extiende por varios países atacando de manera indiscriminada a distintos grupos de población.
El siguiente término que debemos tener en cuenta a partir de ahora será el de «sindemia». Es la interacción entre dos o más enfermedades que genera efectos peores que una de ellas de manera aislada.
Precisamente es un asunto importante, puesto que hay personas con patologías que están teniendo severas complicaciones al contraer COVID19, por ejemplo. Una situación que puede darse en el momento en que llegue el virus de la gripe, que acentuará los problemas que genera, ya de por sí la enfermedad.
Es preciso diferenciar aquellas patologías que no son transmisibles, pero que se ven complicadas al contraer COVID19: diabetes, cáncer y patologías cardíacas, de otras circunstancias en las que puedan «encontrarse» dos virus, como la gripe el COVID19.
En Estados Unidos, precisamente esta semana se ha desvelado un estudio que refleja que las muertes producidas por COVID19 podrían haber dejado de sumar decenas de miles de casos que no se registraron por el virus, sino por las enfermedades previas o patologías diferentes. Sin embargo, el COVID19 desencadenó el fatal resultado, por lo que ahora se está sumando esta cifra de fallecimientos a los que ya se conocían por la pandemia a causa del virus.
La noción del concepto sindemia fue concebida por primera vez por Merrill Singer, antropólogo médico estadounidense que argumentó que un enfoque sindémico revela interacciones biológicas y sociales que son importantes para el pronóstico, el tratamiento y la política de salud.
Concretamente el editor de The Lancet asegura que el COVID19 no es una pandemia, sino una sindemia, ya que hay que abordar el comportamiento del virus desde un enfoque tanto biológico como social.