Europa está en alerta, la segunda ola de contagios de Covid-19 la recorre. La mayoría de países están poniendo en marcha drásticas medidas para limitar los contactos sociales y evitar un incremento generalizado de los contagios.
Francia es, detrás de España, el país con más infecciones. Por ello el gobierno ya ha previsto nuevas y contundentes medidas. El presidente Emmanuel Macron ha anunciado el toque de queda nocturno, de 9 de la noche a las 6 de la madrugada, durante cuatro semanas, en ciudades como París, Grenoble, Lille, Lyon y Toulouse. Las personas que no cumplan el toque de queda serán multadas.
En el país se ha restablecido el estado de emergencia sanitaria a partir del sábado. Volverán las mismas restricciones que antes del 10 de julio. Después de haber cerrado los bares, y no haber conseguido frenar el avance de los contagios Macron no se quiere ver desbordado nuevamente en pocas semanas.
Cifras
La agencia de salud pública francesa ha cifrado en casi 13.000 los nuevos contagios en 24 horas y 87 muertos. En total en Francia han muerto 32.933 personas por coronavirus.
Las cifras son malas y el primer ministro, Jean Castex, no descarta ninguna medida, ni siquiera los confinamientos locales porque lo que se quiere, asegura, es evitar un confinamiento general.
La tasa de incidencia del coronavirus la semana pasada era de 176 contagios por cada 100.000 habitantes.
Los picos son sobre todo elevados en la región de París y en la de Lyon. También es preocupante la situación, con alerta máxima, en Marsella, Toulouse y Montpellier.
Personal sanitario
El personal sanitario francés ya se muestra el límite. Siete de cada diez enfermos atendidos en urgencias lo son por Covidien. Con las cifras de nuevos casos al alza, el temor es el colapso; porque en la Covidien, se sumará la gripe en los próximos días.
Falta personal y el que trabaja se siente cansado. Dicen haber tenido poco tiempo para reponerse de la primera crisis. Hay bajas laborales por Covidien y por cansancio, peticiones de cambios de unidad, dimisiones y un sentimiento que no se ha hecho lo suficiente y que hay que hacer más para frenar el fuerte repunte de casos.