El president legítimo de la Generalitat en el exilio, Carles Puigdemont, ha elaborado una larga y profunda reflexión en su perfil de Twitter recordando los 3 años de la declaración de independencia del 27-O.
Puigdemont dice que la declaración de independencia de hace tres años en el Parlament de Catalunya «era el inicio de una etapa que sabíamos compleja y dura, también incierta».
El eurodiputado entiende que «la experiencia vivida y las evidencias acumuladas nos señalan un único camino realista y transitable para culminar el proceso» y deja intuir que es la vía unilateral.
Se entiende que esta es la vía que dibuja Puigdemont porque deja claro que el Estado español «nunca hará política», que la autonomía no sirve y que Europa no nos mira.
Así pues, entiende que tres años después «estamos más cargados de razones», porque el Estado no ha hecho «ni una sola propuesta».
Tuit:
«La declaración de independencia de hoy hace tres años en el Parlament de Catalunya era el inicio de una etapa que sabíamos compleja y dura, también incierta. Veníamos del referéndum y de las apelaciones a la política, dirigidas al Gobierno español y en Europa, que tristemente fueron desoídas».
«La experiencia vivida y las evidencias acumuladas nos señala un único camino realista y transitable para culminar el proceso iniciado hace tres años entre el referéndum y la declaración de independencia. Es también un camino complejo, duro e incierto. Pero ahora tenemos algunas certezas»:
«La más importante, y que haríamos bien en recordar siempre, es que España nunca hará política. Usará la violencia policial y judicial, se saltará el Estado de derecho para garantizar una unidad a la fuerza. A derecha y a izquierda, el ‘mantra’ continuará siendo el «todo por la patria».
«La segunda, no menor, es que la UE mira hacia otro lado cuando el Estado español usa la violencia contra los ciudadanos pacíficos e indefensos. Lo hizo el 1 de octubre y continúa callando ante los mismos abusos que critica con vehemencia cuando ocurren fuera de España».
«La autonomía administrativa de que disponemos, que no es la que votamos, y que no proporciona ninguna herramienta seria para construir el país que la mayoría desea (sí, la inmensa mayoría), sólo se supera con una república independiente.»
«Tres años después, el Estado se ha encargado de confirmarlo. Ni una sola propuesta, ni un solo reconocimiento. La nación catalana, su lengua, cultura, instituciones, modelo económico y social… han sido duramente reprimidos. Hace tres años estábamos cargados de razón. Hoy aún más».