A medida que avanzamos en la pandemia se van utilizando distintas herramientas. El desarrollo de pruebas para detectar el virus y poder hacer un control masivo de la población, facilita la identificación de casos y la toma de medidas.
Sin embargo, para que todo funcione correctamente, hay que utilizar las herramientas de las que disponemos de manera adecuada. No todas las pruebas sirven para lo mismo.
Ya en septiembre empezaron a llegar de forma masiva los test de antígenos (distintos a la PCR) y en algunas comunidades, como en Madrid, comenzaron a hacerse menos PCR para hacerse más test de antígenos.
Los expertos alertan ahora de que el uso de test de antígenos no es eficaz para cualquier caso de COVID-19. Concretamente, alertan de que son eficaces para pacientes con síntomas, especialmente en los cinco primeros días.
La Organización Mundial de la Salud explicó a través de este informe que este tipo de test no es adecuado para personas asintomáticas, en zonas con poca incidencia de virus o en controles como los de los aeropuertos o las fronteras. Se recomienda su uso para los casos de personas sintomáticas o que hayan estado en estrecho contacto con personas confirmadas positivas.
Cuanto más lejos del día de inicio de los síntomas se esté al realizar el test de antígenos, menos eficaz será la prueba.
Realizar esta prueba cuando no hay síntomas, básicamente supone tirar el dinero y generar una falsa sensación de seguridad que puede resultar muy peligrosa. Miguel Angel Royo, presidente de la Asociación Madrileña de Salud Pública, ha explicado este tipo de cuestiones en un artículo publicado por The Conversation.
«Estos test han sido autorizados en Estados Unidos por la FDA para casos sospechosos en los días siguientes al inicio de los síntomas, no para asintomáticos ni para pruebas de cribado en población general», señala el experto. Ya advertía en este artículo que los falsos positivos y los falsos negativos podrían suponer problemas añadidos: los falsos positivos provocarían tener que tomar medidas en casos innecesarios, pero lo más grave, es que los casos de falsos negativos pondrían en peligro a la población. Y así advertía el experto: «realizar estas pruebas a toda la población y tener que confirmar luego los diagnósticos mediante PCR, si se quieren evitar miles de cuarentenas innecesarias, solo contribuirá a colapsar aún más la atención primaria y la salud pública».