Una inyección dineraria en forma de donación permite elevar el consumo y por tanto reactiva el comercio interno y la industria. No es una entelequia, es un principio netamente liberal, basado en la teoría de Keynes
Las crisis afectan a todas las clases sociales, pero es bien sabido que tienen mayor incidencia en las bajas y medias. Su consecuencia es que, al bajar el poder adquisitivo de las familias, el comercio y la industria se resienten de forma grave y muy grave.
De manera consecuente una inyección dineraria en forma de donación, permite elevar el consumo durante el tiempo de percepción de esa subvención. Y, en ese tiempo, es innegable la reactivación del comercio interno y, con ello, la industria. Un principio netamente imbricado en las necesidades del sistema capitalista en que vivimos, indica que las crisis económicas van en proporción inversa al consumo y, por tanto, el gasto familiar.
Las subvenciones directas a las entidades bancarias se han demostrado ineficaces para la propia banca y negativas para el resto de la sociedad, pues la concentración ha tenido el efecto también inverso de minorar los servicios y elevar los costos. Esas mismas inversiones dedicadas a la industria y al comercio habrían reactivado la economía y con mejores salarios y mayor cantidad de ellos, se habrían recuperado la Seguridad Social vía aportaciones y la Hacienda Pública vía impuestos indirectos (IVA) y directos (IRPF y sociedades). No inventamos ni siquiera reinventamos la economía. Es uno de los principios del propio Keynes, y una experiencia del gran “Crack” de 1929, resuelto a partir del momento en que las grandes empresas comprendieron y aceptaron una subida general de sueldos.
En esta ocasión el problema sólo puede ser resuelto por el Gobierno —en este caso el andaluz—, dada la práctica inexistencia de una gran industria en Andalucía y la precariedad de la inmensa mayoría de la pequeña y mediana empresa, mayoritaria en nuestra Comunidad.
Esa aportación económica que estamos proponiendo, dirigida única y exclusivamente a las unidades familiares, durante seis meses, propiciará de forma segura e indiscutible:
- Activación de la actividad económica. Las familias tendrán dinero para cubrir sus necesidades, incluido mejorar y actualizar su vestuario, reparar o revisar el vehículo, etc.
- Al aumentar el consumo los empresarios medianos y pequeños podrán contratar más personal.
- Por el mismo motivo, quienes estén en situación de gravedad o en riesgo de próximo cierre, podrán continuar su actividad, lo cual sigue redundando en la mejoría de la situación económica.
- También podrán crearse nuevas empresas, que cubran y hasta puedan superar en número a las desaparecidas por el resurgimiento de la actividad económica.
Al disminuir sensiblemente el paro, esa aportación gubernamental repercute, también, como ya se ha visto antes, en la subida de aportaciones a la Seguridad Social, también en el aprovisionamiento para pensiones, que dejarán de estar en peligro.
Y, por último, también suben los ingresos de la Hacienda Pública, tanto por vía indirecta como directa, como ya se ha razonado más atrás.
Todo esto no es «un hermoso sueño» ni se le parece siquiera. Es, repetimos, doctrina Keynes, a quien han seguido muchos miles de grandes economistas en todo el mundo. Es, en definitiva, una solución lógica y fácilmente comprobable.
Es imprescindible que el importe de esa subvención, que se cuantifica a continuación, sea directamente para las unidades familiares, sin prolegómenos, sin necesidad de solicitarla previamente ni mucho menos sometida a examen. Se trata de una ayuda extraordinaria para levantar la economía. Y la economía depende, en primer y principal lugar, del consumo. Es decir: de las familias.
Se propone una subvención de MIL euros mensuales por unidad familiar, durante un periodo de seis meses.
Partiendo de la existencia en Andalucía de aproximadamente 2.800.000 unidades familiares, en total, supone:
2.800.000 x 1.000 x 6 = 16.800 millones de euros.
De esta cantidad hay que deducir como promedio: 16% IVA
16% IRPF
Estas cantidades aproximadas rebajan la cifra a 11.424 millones
Aún queda por tener en cuenta una cantidad variable consistente en:
- Sucesivos ingresos a la Seguridad Social y a la Hacienda Pública, por el mayor número de cotizantes, empresas y particulares
- Aumento de la recaudación por IVA en ejercicios sucesivos, por el aumento de las ventas.
- Y, sobre todo, la mejoría notoria en la economía de Andalucía
La cifra real a invertir es inferior al 10% del presupuesto andaluz, por lo que es claramente asumible. Además de poder contar, si se presenta de forma adecuada, con una ayuda sustanciosa de la Unión Europea, aplicable a los fondos de ayuda COVID.