Se sabe, pero si hay que recordarlo una vez más, se recuerda a navegantes: Catalunya está sufriendo una fuerte Represión. El Estado español encarceló a siete políticos catalanes y dos líderes de asociaciones sociales por cargos de sedición, acusó a altos oficiales de la policía catalana de desobediencia (recientemente absueltos), acusó a activistas de posesión de explosivos (resultaron ser fuegos artificiales), y a otros políticos catalanes, incluido el ex president, que está en el exilio forzoso,o el último president de la Generalitat destituido hace poco (ya van 3 presidents seguidos ‘apartados’ a la fuerza, o 700 alcaldes locales, que están bajo investigación y otros se enfrentan a cargos, derivados de huelgas y actos de desobediencia civil, como el bloqueo de calles y una autopista (por la que un activista fue acusado de terrorismo).
La infame redada de esta semana se suma a todos esos procesos que se amparan en la legalidad de una justicia elegida a dedo por el régimen del 78. Es una terrible e injusta ironía acusar a muchos de estos catalanes de malversación de fondos públicos en pos de la independencia, o de otras sandeces y trivialidades tipo Tsunami, dado que la independencia es lo que la gran mayoría de los ciudadanos catalanes desean, pero aún resulta más irónico considerando la corrupción desenfrenada endémica en los círculos políticos españoles y en la propia Monarquía. El escándalo del ex jefe del Estado, el rey Juan Carlos I, dimitiendo en medio de acusaciones de corrupción financiera y que se le permita huir del país antes de una investigación, que el Tribunal Supremo acaba de desestimar, debería avergonzar y hacer reflexionar a los que defienden ese modelo de Estado corrupto.
Independientemente de las acusaciones de malversación de fondos públicos, es poco probable que la mayoría de los observadores políticos democráticos europeos decentes, se tomen en serio las acusaciones de una oferta de diez mil soldados para una intervención militar rusa. Ponen ya en duda a los investigadores de la Guardia Civil, conocedores de que son una fuerza más militar que policial, que mantuvo la represión durante la dictadura fascista de Franco durante cuatro décadas. A Europa le interesa una España que funciona así, facistoide y retrógrada en los principales órganos del Estado. Mientras no crezca economicamente y no sea tenida en cuenta para decisiones que afecten a las que manejan los hilos, Alemania o Francia, ya les está bien.
La idea de que Rusia se arriesgaría a una guerra con la UE y la OTAN, dominada por Estados Unidos, para ayudar a liberar a una nación de 7,5 millones de personas que no está cerca de su propio territorio, es tan esperpenticamente ridícula como avergonzante. Quien jusgará al Juez de la investigación que ha metido la pata tan hasta el fondo. Para quienes se enfrentan a cargos, están bajo investigación, en el exilio o ya están en la cárcel, la situación no es en absoluto graciosa. La represión policial, judicial y política, contra Catalunya no para. Bien harian los POLÍTICOS CATALANES EN UNIRSE de una puñetera vez, para demostrar que esto va en serio. Como dice esa frase tan contundente contra la Represión, «No le temo a la represion del estado, le temo al silencio de mi pueblo»…