Evo Morales sabía que volvería a casa, pero «no tan pronto», ha afirmado. Y lo ha hecho rodeado de multitudes que le han recibido a su regreso a Bolivia, su país. De allí salió hace un año buscando justicia, la que no se le aseguraba en aquel momento en su propio país del que fue presidente 14 años.
La orden de detención que había impuesta contra él fue retirada inmediatamente al ganar el MAS las elecciones.
Entró por la frontera con Argentina. Y allí habían ido a recibirle desde recónditos lugares de Bolivia. Miles de personas se congregaron en Villazón, una pequeña localidad fronteriza.
Después de haberse conocido informes en los que se desmontaban las acusaciones de fraude electoral, las urnas han hablado. Y han dado una victoria aplastante al MAS, partido de Evo.
En este contexto, Morales se ha dirigido a las masas: «¿Qué fraude? El 18 de octubre el pueblo boliviano dijo que no hubo fraude. La mejor prueba para demostrar que no hubo fraude fueron las elecciones de este año», dijo contundente.
Así comienza el recorrido que hará Morales durante los próximos días: tiene previsto visitar todo el país, de sur a norte en una caravana. Un camino al que se irán sumando todos aquellos que deseen acompañarle (de momento ya son 800 los vehículos confirmados, que irán siendo más según afirman).
Su destino es su tierra, literalmente además. Porque Evo ha dejado la política y regresa a cuidar de su campo, a la labor agrícola que tenía antes de ser presidente de Bolivia.