De sobras es conocido la fogosidad y fama de mujeriego del rey Juan Carlos I. La lista de faldas que han caído a sus pies es de sobras conocido por la multitud de publicaciones que lo han ido informando durante años. Pero la que está dando de hablar y mucho, por la repercusión oficial que ha tenido, es de la examante del rey Corinna Larsen y el ex comisario José Manuel Villarejo.
Villarejo hoy en prisión, generaron durante meses una estrecha relación donde la mujer le iba contando algunos de los secretos de la corona que su interlocutor grababa para engrosar su inacabable archivo sonoro, que incluye conversaciones con otros comisarios, directivos del IBEX 35 y diferentes personalidades políticas. La España corrupta en estado puro.
En esas citas se abordaba un tema recurrente: los presuntos movimientos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) contra la que había sido pareja del monarca. Según indica elDiario.es en una de esas conversaciones en las que la comisionista alemana describe supuestas maniobras de los servicios secretos y del entorno del rey contra ella, asegura a Villarejo que tiene constancia de que a Juan Carlos lo han estado medicando con hormonas femeninas «para quitarle la fuerza».
Es a Félix Sanz Roldán, exdirector del CNI, a quien sitúa constantemente detrás de las acciones para que Juan Carlos y ella rompieran su relación. «Le han quitado todo, ni podía estar con una mujer ni nada […] Y claro, se ha puesto en una depresión horrible, y después, pues mejor, mejor manipular la persona», cuenta en un momento dado Corinna al comisario, a quien explica que no se trata de una mera suposición suya sino que estas prácticas las ha detectado un médico francés.
La empresaria alemana sostiene además en esa misma charla que al rey le han estado proporcionando una cantidad excesiva de somníferos desde que fue operado del tumor en 2011 –cuando aún ejercía la Jefatura del Estado que no dejó hasta su abdicación en 2014– pero no atribuye a nadie en concreto esas prácticas, aunque en varias ocasiones se refiere a que era el entorno de Juan Carlos I el que lo quería tener controlado.