jueves, 21 de noviembre del 2024

Quien ignora una lengua tiene valor para despreciarla

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Beatriz Talegón
Beatriz Talegón
(Madrid, 5-5-1983) Licenciada en Derecho por la UAH, estudios en economía del desarrollo por la LSE en Pekin. Analista política. Ex Secretaria General de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas Actualmente colabora como analista política en distintos medios de comunicación (prensa escrita, radio y televisión).
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«Muchas gracias, Presidenta. Ha coincidido esta PNL del grupo de VOX con la publicación de los datos en Barcelona de la encuesta sobre usos lingüísticos, que conocerá el señor Aizcorbé. Con unas cifras preocupantes sobre el retroceso del uso del catalán. El motivo de (la presidenta interrumpe y le señala que debe hablar en español)… el motivo de fondo de este retroceso es el españolismo. El nacionalismo lingüístico español (interrumpe de nuevo la presidenta, para pedir de nuevo que el diputado hable en «la lengua que reglamentariamente nos obliga»). En cualquier caso, ese nacional… (la presidenta por tercera vez le interrumpe mientras los aplausos suenan en el hemiciclo). Mire, presidenta me gustaría acabar dirigiéndome al grupo proponiendo («por supuesto puede usted terminar pero le pido por favor que hable la lengua compartida que es el castellano. Si no atiende a esta petición le quito el uso de la palabra»).

Esta ha sido la intervención del diputado de la CUP en el Congreso y que puede verse en el video a continuación.

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No deja de ser sorprendente que, precisamente lo que está denunciando el diputado sea, ni más ni menos, que lo que se evidencia mientras lo denuncia. La imposición de la lengua española sobre las demás lenguas cooficiales.

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Es comprensible que se trate de esgrimir que el castellano nos une a todos porque todos lo entendemos. Pero eso es tan fácilmente cambiable como hacer que todos nos entendamos en todas las lenguas. Al menos lo básico.

Hay quien piensa que el saber sí ocupa lugar, que las ideas y conocimientos deben desgastar el cerebro, o algo parecido, y consideran que aprender lenguas como el catalán, el gallego o el euskera suponen un esfuerzo absurdo e innecesario y una pérdida de tiempo.

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Sin embargo, quienes han tenido la oportunidad de conocer alguna lengua más que la materna, saben bien lo importante que resulta para el desarrollo de una persona -en todos los sentidos- el conocimiento de varias lenguas.

Que es algo positivo porque activa partes del cerebro es un hecho demostrado por la ciencia. Le sucede a los músicos y le sucede a las personas que bilingües: se produce en sus meninges una serie de conexiones «diferentes» a quienes no practican otros lenguajes.

Que es algo positivo para relacionarse con otras personas, puesto que siempre es más agradable conocer a la gente en la propia lengua materna, en la suya, y si somos capaces de entenderlos, sin que nadie imponga al otro la manera de expresarse, mejor que mejor. Esto, evidentemente no se da si una de las partes desconoce alguna lengua más allá de la propia y se niega, se cierra, a intentar comprender otras.

La voluntad es la clave de todo esto: la voluntad individual de cada quien pero también la voluntad de las autoridades. Porque si hasta ahora no se ha querido que todos los estudiantes de todos los territorios pudieran conocer las lenguas que son cooficiales en España es porque no ha habido intención de hacerlo. Ni desde el nacionalismo español ni desde los nacionalismos territoriales. Porque unos han querido imponer el castellano por doquier y los otros han querido guardar para sí sus «esencias».

Sería tiempo de romper con ciertos tabúes y abrir nuestras mentes: aprender las lenguas cooficiales, aunque fueran las nociones más básicas, eliminarían los conflictos lingüísticos de este Estado, y además supondrían una base fenomenal para aprender otras lenguas con mayor soltura.

El camino andado del catalán hacia el francés es evidente. Como del euskera al alemán. Aprender idiomas sirve para seguir aprendiendo más. Para conocer gente, para conocer cultura y tradiciones, pues hay palabras que encierran significados que no existen en otras lenguas.

En definitiva, que es evidente que hablar catalán molesta en algunos lugares, lejos de suponer un orgullo. Si no entienden el catalán sus señorías, que haya traducción simultánea en el Congreso. Como lo hay en el Parlamento Europeo, donde se entiende que proteger las lenguas es obligación de la cultura comunitaria, es la riqueza de Europa.

Ya va siendo hora de que todos normalicemos el uso de las lenguas cooficiales en los distintos territorios de España. Ya va siendo hora de que los diputados se puedan expresar en su lengua materna, puesto que la palabra es su herramienta, deberían poder hacer uso de la que mejor sirva para expresar sus ideas.

Solamente quien desconoce las lenguas las desprecia. Solamente la ignorancia es así de atrevida.

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