Ha fallecido la actriz catalana Montserrat Carulla, a los 90 años. Carulla, que nació en Barcelona el 19 de septiembre de 1930, ha sido un referente en teatro, cine y televisión.
A lo largo de su carrera la han galardonado con varios premios de relevancia. En 1992 ya recibió el Premio Margarita Xirgu. Al cabo de 3 años era galardonada con la Cruz de San Jorge. El 99 recibía la Medalla de Oro al mérito artístico. El 2001 fue premiada como mejor actriz de reparto en los Premios Max. En 2008 se le otorgó la Medalla de Oro de la Generalidad de Catalunya y en 2013 el Gaudí de Honor.
Se presentaba como «actriz, catalana e independentista». Lo hacía en los recitales de poesía que hacía por todo el país, y así quiso recoger el Gaudí de Honor, sin rodeos, claro y catalán, como lo decía todo.
El premio era para su carrera en el cine, que empezó de muy joven, pero de todo lo que había hecho, cine, doblaje, televisión y teatro, Montserrat Carulla decía que el teatro era el padre y la madre de todo: «Mi profesión me ha dado muchísimo, me ha abierto ventanas a la vida, ventanas al pensamiento, ventanas a la cultura, he leído mucho teatro, he viajado mucho gracias al teatro. »
Y gracias a ella, el público también viajaba. Podía llevar al espectador a cualquier espacio tiempo. Sólo tenía que dar una orden y todo se volvía de verdad.
Había hecho cine, y trabajado en la radio, pero no fue hasta casi los cuarenta años, con sus cuatro hijos ya mayores y divorciada, que se pudo dedicar plenamente a su oficio. Y actuó en más de cien papeles: Muerte de Dama, María Rosa, La hija del mar, Panorama sobre el puente, Romeo y Julieta, Pigmalión…
Tenía una autoridad fuera de la corriente. Le brotaba de aquel aplomo y de aquella voz cristalina que podía halagar o hundir en dos palabras.
La reina de la belleza de Leenane fue uno de los grandes tête à tête con Vicky Peña, hija y primera actriz de la saga teatral que formaban con Mario Gas.
Para el gran público, Montserrat Carulla también fue Martina, Emilia, Celia, Teresa y Consuelo. Su presencia en las series de TV3 fue constante, y la estimación de la gente, enorme.
Con Joan Ollé trabajó más que con ningún director en los últimos años, pero la Carulla quiso decir adiós a los escenarios en familia. Y eligió la obra ‘Iaia’, escrita por su hijo y junto a su nieto.
Y el teatro Romea recogía la admiración general por una actriz que se reía del tópico ‘dama del teatro’. Prefería trabajadora, sin ínfulas. Tan excepcional era el talento como su talante.
