La familia de Francisco Franco no cesa de reivindicarse como dueña de todo lo que hay, incluidas obras histórico-artísticas de incalculable valor, en el Pazo de Meirás. Entregará este mes al Estado, por orden judicial y de forma provisional, el emblemático inmueble y sus jardines con los que se hizo durante la dictadura.
Pero han defendido con insistencia ante el Juzgado número uno de A Coruña su derecho a retirar todos los bienes muebles que hay en su interior. Cuando en realidad y según los técnicos son expropiaciones del dictador Francisco Franco durante sus casi 40 años en el poder tras el golpe de estado.
“Son suyos”, reclamó el letrado de los herederos del dictador, Antonio Gil, aunque en ningún momento se aludió a ellos cuando el Estado demandó y ganó, en una histórica sentencia ahora recurrida, la titularidad del singular castillo enclavado en Sada (A Coruña).
Pero planteó una alternativa en la disputa que les enfrentan a las administraciones públicas: «Estamos dispuestos a que se queden dentro todos los bienes cuando se entregue el Pazo si llegamos a un acuerdo razonable, mediante el pago de un precio razonable”, propuso el representante de los Franco.