La investigación sobre las corruptelas del rey decrépito y fugado ex jefe del Estado español, el rey Juan Carlos I, siguen aportando jugosos titulares que dilapidan la Marca España. En este caso, el hallazgo afecta las hijas y, incluso, sus nietos, ya que durante las investigaciones sobre el uso de dinero sin declarar de un empresario mexicano para pagar gastos privados han aparecido sus rastros. Nadie sale ileso, salvo, misteriosamente, el actual jefe de Estado, Felipe VI. Curioso como poco.
Resulta que las princesas Elena y Cristina y varios de sus hijos (sobrinos del actual rey) emplearon estos fondos durante al menos tres ejercicios fiscales para abonar numerosos recibidos por trayectos en vehículos de Uber, decenas de tickets de compra en El Corte Inglés y otros centros comerciales e incluso recibos de clases de piano, aseguran fuentes cercanas a el caso. Froilán y Victoria Federica fueron los que más recurrieron a esta línea de financiación en ‘B’.
Las entregas de dinero comenzaron presuntamente en 2016, dos años después de que Juan Carlos I abdicara y perdiera su condición de inviolable, y no se detuvieron hasta 2018. Las transferencias no llegaban directamente a Zarzuela. Sanginés-Krause, nacido en México aunque también con nacionalidad británica, giraba los fondos a una cuenta bancaria administrada por un colaborador de la Casa del Rey, el coronel del Ejército del Aire y ayudante de campo Nicolas Murga .
Las facturas del Jefe del Estado durante casi 40 años se cargaban en este depósito o eran abonadas con tarjetas de crédito a nombre del militar vinculadas a la misma cuenta. De este modo, el rastro del Rey emérito quedaba oculto y, de cara a la Agencia Tributaria, se trataba de gastos efectuados por el coronel.