Paseaba por las calles sin parar, igual que Palito Ortega, porque no había a quién decirle buenos días, iba a uno de mis tenderos habituales, pero ya nada más que encontré a su hijo empaquetando, vitrinas en esqueleto, y un cartel en su larga cristalera, se vende o se alquila y el número de un móvil expectante a ver si pican. Uno tras otro, con el frio que arrecia, cristales tras los cristales, con el letrero de auxilio se busca comprador, ese es el paisaje desalentador dónde ya ni paisanaje, ni turistas se agolpan por mor de la sindemia.
Por fin encontré un chino, los chinos nunca cierran, le faltan carnicerías, chiringuitos, peluquerías y una cadena de supermercados, para que se imponga el mandarín en la cesta de la compra, aunque ya el “made in China”, está en la etiqueta hasta del sombrero cordobés y de todos los portales de Belén. Los primeros días del conocimiento del ataque del virus en Wuham, algunos tenderos chinos pasaron el quinario, por culpa del monte de patrioteros racistas que los estigmatizaron, pronto la democracia económica empezó a andar y el Dragón Oriental domeñó gobiernos y las turbas para reencaminarlos a los bazares.
Movió mi curiosidad al poco del paseo chinesco, la noticia de que Inditex, el imperio de Zara, el de nuestro tendero global Amancio Ortega, cerraba casi 100 tiendas en China de sus marcas Pull&Bear, Bershka y Stradivarius, es decir, la empresa que más tiendas abre en el mundo, pone el cartel de disponible en los cristales de estos establecimientos, en su estrategia de penetración en el mercado más poblado del mundo, lo que se debe entender como un error de cálculo. Para los bien pensados Inditex ha informado que los cierres se deben a un cambio de estrategia de mercado, y que van a poner más el acento en la venta online, dónde creen está el secreto de sus cambios hacia el futuro.
Quizás porque el dueño de Alibaba el mayor vendedor mundial por la red, señor Ma, ha caído en desgracia ante el gobierno chino, y el reciente tratado comercial entre la UE y el gobierno chino, pueda que haya abierto una pantalla de oportunidad para que la página de ventas de Inditex gane adeptos en su discurso estratégico, aunque dudo que puedan traspasar la muralla del “ábrete Sésamo” del emperador de los negocios y del Tai Chi, el camarada comunista, Jack Ma.
Al final solo imperará Carolina Marín, reina del bádminton, que salió de Huelva como Colón, con ese deporte que en España pasaba tan desapercibido, como del porqué los chinos mantienen firmes sus establecimientos, a pesar de sus pesares.
Curro Flores