El coronavirus se está expandiendo por todo el mundo, y son muchos los gobiernos que observan con preocupación la proliferación de nuevas cepas o variantes que, aparentemente, tienen mayor capacidad de transmisión. Nuevos países se suman casi a diario a la lista de naciones donde ha comenzado a circular la nueva variante de SARS-CoV-2, que apareció por primera vez a mediados de septiembre en Reino Unido.
Esta es conocida como B117 (o también VUI-202012/01). Esta cepa ha causado un aumento sin precedentes en el número de casos en el país (58.784 el 4/1/21), y se ha convertido en la variante predominante en apenas tres meses. Se cree que la variante surgió en UK a mediados de septiembre, pero no fue sino hasta diciembre que los casos comenzaron a aumentar dramáticamente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva meses observando estas posibles mutaciones desde la distancia, pero se había mantenido prudente ante la situación actual de vacunas. Esto inidca que el SARS-COV-2 no va a dejar de mutar y eso es uno de los grandes problemas de las vacunas: ¿Qué pasaría si dejaran de ser efectivas ante nuevas cepas?. Debido a las numerosas mutaciones descubiertas en las últimas semanas, ha convocado una reunión de urgencia para buscar una solución al problema.
A finales de diciembre, por ejemplo, se estimaba que el 60% de los nuevos casos en Londres y regiones aledañas correspondían a la nueva variante. El comité de expertos de la OMS que analiza cada 3 meses la evolución de la Covid-19 ha adelantado dos semanas su próxima reunión y abordará en Ginebra las posibles recomendaciones para intentar controlar las nuevas cepas dominantes que se han encontrado en muchos países hasta ahora.
El anuncio se ha realizado poco después de que Estados Unidos haya comunicado que ha encontrado otras dos cepas diferentes a las variantes que ya circulan en Reino Unido, Japón, Brasil o Sudáfrica. En España, por ejemplo, Andalucía ha llegado a afirmar que el 70% de los casos diagnosticados en la comunidad proceden de la mutación británica, aunque por suerte ninguna de las descubiertas implica una mayor mortalidad.
Mucho queda aún por descubrir sobre esta cepa que tiene 23 mutaciones (17 de las cuales aparecieron abruptamente) respecto al virus que apareció hace un año en la ciudad china de Wuhan, pero lo que ha quedado en evidencia es que es mucho más contagiosa y que está desplazando a las versiones más antiguas del virus. Los científicos e investigadores empiezan a estar inquietos.