Los privilegios de Iñaki Urdangarin, el marido de la infanta Cristina, en la cárcel abulense de Brieva en la que sigue siendo el único recluso varón, han sido constantes. Si bien también ha tenido que ser chivo expiatorio de las correrías de una monarquía borbónica con ‘negocios’ más que opacos como los de su suegro Juan Carlos I y las tarjetas ‘black’, por ejemplo.
Ahora el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Castilla y León haya estimado su recurso y, por ende, le haya concedido el tercer grado. ¿Qué quiere decir esto? A partir de ahora, trabajará fuera de prisión, volverá por la noche a la cárcel para dormir, y tendrá todos los fines de semana libres para disfrutar con su familia. Muy lejos andan los Presos Políticos del Procés por mucho menos.
Esta semi liberación llega año y medio después de ingresar en prisión para cumplir una condena que se cifró en 5 años y 10 meses por varios delitos de corrupción vinculados con el caso Nóos. El tercer grado es un régimen de semilibertad que también le va a obligar a someterse a un programa de rehabilitación sobre delincuencia económica para volver a reinsertarse en la sociedad con garantías.
Pese al alivio de que gozará Iñaki Urdangarin en estos momentos, recordamos que gracias al principio de flexibilidad del artículo 100.2 del reglamento penitenciario, el empresario lleva disfrutando desde hace varios meses de un régimen más abierto con el que ya salía de prisión para hacer labores de voluntariado. No será hasta ahora que pueda saborear ciertamente la libertad que permite el tercer grado, que en un primer momento fue rechazado, y por ello se interpuso un recurso.