Este sábado la pandemia ha llegado a cifras demasiado preocupantes en España. Por ejemplo en Catalunya la cifra es redonda: 500.000 positivos registrados de coronavirus, y con 2.700 enfermos de Covidid-19 ingresados, 723 en la UCI.
Se llega al medio millón en un momento en que hay en vigor una serie de restricciones sociales y económicas que, a diferencia de la primavera de 2020, se están convirtiendo en crónicas. Esto ocurre porque las cifras de enfermos de Covid-19 en los hospitales son demasiado altas y, por tanto, todavía se ve lejos el momento de relajar las medidas.
La estrategia Covid Cero
Pero hay otra posibilidad: endurecerlas de manera radical por poco tiempo para reducir las interacciones sociales e intentar cortar de raíz las cadenas de transmisión del virus. Es lo que se conoce como estrategia «Covid Cero», propuesta entre otros por los investigadores del instituto de investigación ISGlobal de Barcelona.
Según la epidemióloga Ana Llupià, miembro de este instituto, la solución que aportan las vacunas será de aplicación lenta, y no sabemos aún cuánto tiempo durará la pandemia: «El marco temporal de una pandemia es largo, y, por tanto, cuando antes seamos capaces de actuar de forma preventiva, mejor podremos responder y mantener nuestra manera de vivir y salvaguardar tanto las vidas como la economía.»
Confinar hasta poder rastrear
Los investigadores del ISGlobal proponen aplicar las estrategias que países como Singapur, Vietnam, Nueva Zelanda o Uruguay han ensayado con éxito, lo que les ha permitido eliminar muchas restricciones, incluso, todas. En la mayoría, cuando los equipos de rastreo de contagios se ven desbordados, aplican confinamientos muy rigurosos, pero cortos, y relajan las medidas cuando las cifras han bajado mucho y vuelven a tener capacidad de rastrear prácticamente todos los contagios.
Aquí se han relajado las medidas cuando todavía no se podían rastrear. En este sentido, Anna Llupià critica que en otoño se levantaran las restricciones cuando la tasa de contagios era muy alta: «No hay que llegar a cero, pero sí que hay que actuar mucho antes. En el momento de la apertura de noviembre había más de 1.000 casos diarios, lo no se corresponde seguramente con la capacidad de trazar que había en ese momento.»
Esto implica, sin embargo, tener un sistema de rastreo muy eficaz y, además, comenzar a aplicar las restricciones cuando todavía hay muy pocos casos, aunque sea difícil de explicar a la población.
Más hospitales, más enfermos
Según el investigador de la UOC Israel Rodríguez-Giralt, aquí, en cambio, se optó por ampliar la capacidad de los hospitales, y esto implica resignarse a una tasa de contagios permanentemente alta: «Hasta qué punto es una mala estrategia en nuestro caso construir más hospitales, hacer más lugar a los hospitales, porque en el fondo lo que nos está diciendo engañosamente es que tenemos más capacidad para mitigar, pero claro, también pagaremos las consecuencias de dejar que el contagio aumente y se cronifique.»
«Tenemos muchísimas cosas restringidas permanentemente» Llupià remarca que esto significa que las medidas restrictivas, aunque sean parciales, también se cronifican: «Tenemos toque de queda, hay muchos negocios que no pueden abrir todo su horario, estamos ‘perimetrados’ y no podemos salir de nuestro municipio… Tenemos muchísimas cosas restringidas de forma permanente y de forma reiterada, como si esto no fuera un confinamiento , y para mí eso también es un confinamiento, pero crónico. »
La propuesta del ISGlobal, concretada a finales de noviembre, es muy similar a la que hacen otros investigadores de todo el mundo, que reclaman confinamientos muy rigurosos y cortos. Un ejemplo es la organización EndCoronavirus.com, que hace un seguimiento de la situación de los países y los clasifica en función de los resultados.
¿Aplanar o aplastar la curva?
De hecho, ya en primavera, y después de un concepto que hizo fortuna, «aplanar la curva», en vino otro, «aplastar la curva», que consiste precisamente en esta estrategia.
Aplicar la estrategia Covid Cero en Catalunya no sería fácil, porque la administración autonómica no dispone de las herramientas de un estado, como, por ejemplo, el control de fronteras.
Pero investigadores como Llupià creen que hay mucho margen, y que se puede hacer si existe la voluntad de aprovecharlo: «¿Es posible? Es totalmente posible, es una cuestión de ambición y de querer hacerlo.»
Fuente CCMA