Si hace unas semanas fue el máximo representante militar uniformado, a excepción de Felipe VI, el jefe del JEMAD, quien tuvo que dimitir por vacunarse, ahora se abre una nueva polémica con las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado. Una decena de agentes de la Guardia Civil repartidos en tres unidades distintas de Alicante estaban a cargo de custodiar las vacunas contra el coronavirus y su adecuado traslada hacia las residencias de mayores.
Este fue el primer grupo poblacional vacunado a finales de diciembre y principios de enero, pero sin embargo, estos se administraron las dosis sobrantes en los últimos días de 2020 de los distintos centros a los que acudieron y ofrecérselas el personal médico. Se trataría de ocho efectivos y un teniente del cuartel de Dénia y otros agentes de Benidorm y Torrevieja, según publicaba el diario Levante-EMV.
La vacunación se llevó a cabo en centros de mayores al tratarse de las patrullas encargadas de custodiar las dosis que debían administrarse en estos centros cuando arrancó el periodo en la autonomía y fueron ofrecidas por el personal médico de las instalaciones porque «se iban a tirar a la basura», tal y como han confirmado fuentes del instituto armado a Europa Press.
Desde la institución se ha trasladado que «en ningún momento se ha incumplido ningún protocolo ni regla» y que «no ha existido ni premeditación ni alevosía», una excusa que no se ha visto bien, pues se esperaba que actuaran con la ética que debería corresponder a un policía al decidir aceptarlas, aprovechando así las dosis que podrían haberse utilizado en personas de otros grupos de riesgo.
