Continua la farsa del 23F. Aunque son muchos los testigos implicados, documentos y testimonios directos, que implican al rey emérito español en el intento de golpe de estado del 23-F su hijo y actual monarca, Felipe VI, ha tenido la desvergüenza de reivindicar la «responsabilidad» y el «compromiso con la Constitución» de Juan Carlos I, durante el intento de golpe militar del 23 de febrero de 1981.
El monarca español ha presidido el acto oficial de conmemoración de los 40 años de este evento en el Congreso y ha alabado el papel del entonces rey. «Su firmeza y autoridad fueron determinantes para la defensa y el triunfo de la democracia», aseguró. Obviando todos los datos que implican que su progenitor conocía de antemano el mismo.
Para Felipe VI, el golpe de estado fallido fue una «inaceptable fractura del legítimo y legal orden democrático» que él vivió como niño, pero que le permitió aprender «el incalculable valor que tiene la libertad para el pueblo español «. Sin recordar que fue un golpe de efecto para que el régimen del 78 actuara a posteriori tal como Franco propuso.
Un acto, el de un «Golpe de Estado» en el que nadie entiende por qué se conmemora, como si de un logro o hito se tratara. A no ser que se haga para gozo y disfrute de los que lo promovieron y lo añoran. El blanqueo del acto con la excusa del antiguo jefe del Estado, que ni ha asistido, y la falta de información real de este sobre la verdad de lo ocurrido, es otro escalón más de la poca democracia reinante en España.