Tel Aviv ha dado el paso: aquellos profesores o personal administrativo que trabaje en centros escolares deberá vacunarse para poder acudir a trabajar. La medida ya es obligatoria y se ha tomado ante el aumento de infecciones durante las últimas dos semanas, tras constatar también el aumento de casos entre escolares y sus maestros y personal docente.
«Desafortunadamente, no todos los trabajadores están vacunados y las infecciones en las instituciones educativas han aumentado durante las últimas dos semanas», señaló el Gobierno de la ciudad en un comunicado público.
Por el momento, la medida afecta de manera directa al personal que depende de la administración municipal de TelAviv, no siendo todavía extensible al personal que depende del ministerio de Educación. Sin embargo, el ministro de Sanidad, Yuli Edelstein ya ha anunciado que se está planteando abordar una ley que regule la obligatoriedad de la vacunación y presentar una prueba cada 48 horas que confirme el negativo a COVID-19.
Por el momento, la propuesta no se ha llevado adelante, y está intentando ponerse en marcha advirtiendo que, quien se niegue, será llamado a una reunión oficial para dar explicaciones.
Estas medidas están suscitando un intenso debate en estos momentos.
En el ámbito privado se está presionando también a los trabajadores. En algunos casos, como la compañía Meitav Dash, se ha ofrecido un complemento de 150 dólares a los trabajadores que se vaunen. SodaStream ha ofrecido 90 dólares y una camiseta (han vacunado ya al 80% de su plantilla en tres días).
Brazaletes verdes
CheckPoint Software ha ido más allá: los empleados vacunados reciben un brazalete verde para que lo lleven puesto, pudiendo acceder a todos los espacios de sus edificios. Los no vacunados solamente pueden entrar en sus despachos y no pueden acceder a zonas comunes. El próximo mes estos empleados sin el brazalete no podrán, ni siquiera, ir a su oficina sin un certificado negativo ante el COVID-19.