A la Ciudadanos de Inés Arrimadas le crecen los enanos, o mejor dicho, se le amotinan los marineros del barco. Bajo la marca Renovadores Cs, alrededor de un millar de militantes del partido que preside Inés Arrimadas está organizándose, por toda España, para que los liberales cambien el rumbo errático, cuyo punto de inflexión, señalan desde este movimiento –en Cs no puede haber corrientes políticas internas–, fue la negativa de Albert Rivera a pactar el Gobierno con Pedro Sánchez (PSOE) en 2019.
Carmen Almagro, militante de Sevilla y otros afiliados, según indica ABC, impulsora de Renovadores Cs, es tajante. Este malestar es común entre los críticos, que lamentan las salidas que se están produciendo, las más mediáticas al PP, pero también las que llegarán, sobre todo de cargos locales, en dirección al PSOE. La estampida parece inevitable desde el partido de más allá de la derecha.
En Renovadores Cs son conscientes de la dificultad que supone que la dirección asuma parte de sus propuestas, como una mayor democratización del partido –Arrimadas controla de forma absolutista toda la estructura a excepción de las agrupaciones locales, que se votan por la militancia–, la asunción de los errores en las últimas campañas electorales en Galicia, País Vasco y Catalunya, especialmente, cuando llevan tiempo exigiendo que su protegido Carrizosa dimita ya.
Por ese motivo se exige una renovación de los cargos en la dirección, que podría incluir, también, la dimisión de la propia Arrimadas. «No es imprescindible, nadie lo es en Cs. Arrimadas no tiene el nivel de liderazgo que tuvo Rivera y cosecha unos resultados que deberían obligarla a reformular su estrategia o marcharse», señala Antonio Espinosa, uno de los fundadores del partido naranja. Todo parece sentenciado.