La Monarquía de los Borbones está bajo mínimos, cada vez se cuentan más republicanos por España. Los escándalos por corruptelas de diversos miembros de esa familia, especialmente las del ex jefe de Estado y patriarca Juan Carlos I, lo han agravado aún más en los últimos tiempos. Así, los poderes interesados tenían que reaccionar, el Ejecutivo con Carmen Calvo a la cabeza quiere seguir con la hoja de ruta que la Presidencia del Gobierno, y la Jefatura del Estado con Jaime Alfonsín, Jefe de la Casa del Rey al mando, se han marcado hacia «un nuevo modelo de monarquía». Eso, o no dilatar ni demorar más un referéndum para decidir si se prefiere una República en vez de un Reino.
Los poderes luchan contracorriente. Nada va a volver a ser como antaño, y lo saben. Por eso intentan urdir un plan que mantenga al régimen del 78 bajo una estéril, manipulada y anacrónica corona, al servicio de unos ideales perfectamente en consonancia con los que Franco y su «movimiento» dejaron atados antes de morir. Pedro Sánchez fue muy explicito a finales de 2020: se está trabajando «paso a paso» para introducir algunas medidas y para modernizar la institución. Normativas ‘forzadas’ que tendrían que meter con calzador dentro del marco constitucional actual. Aunque peores cosas se han visto a la hora de manipular la «solida e inalterable» Carta Magna.
Esa normativa tendría un ilegal encaje en el ámbito constitucional. La Constitución española en sus artículos referentes a la Corona no refleja que se pueda legislar sobre su funcionamiento salvo en el caso de las abdicaciones o renuncias. Es lo que ocurrió en 2014, cuando el Congreso de los Diputados tuvo que aprobar una ley de abdicación que no fuera genérica, sino específica para ese momento en que Juan Carlos I renunciaba a su cargo. Pero no pueden crearse leyes para controlar o vigilar al titular de la Jefatura del Estado, porque tal posibilidad no está recogida en la carta Magna. No hay más.
Así pues, la estafa de ese plan es que no tendría forma de nueva ley sobre la Corona en España. Estaríamos ante una formula de pega tipo #MarcaEspaña para fiscalizar y controlar a una Casa Real que primero satisfaga a ese régimen reaccionario, autócrata y centralista, y que segundo, ayude a que el actual soberano Felipe VI no sea visto por su plebe ciudadana con el desprecio con el que ha acabado su padre Juan Carlos I, arrastrado al abismo y huyendo a otro país. El primero no tiene el carisma del segundo y su hija Leonor podría no subir ya al trono. Algo que a pesar de los ‘blanqueos’ cada vez se oye con más fuerza…