Los gestos de complicidad en política pueden ser contundentes, pero a veces también sutiles. Precisamente esto último es lo que sucedió ayer en el Parlamento Europeo después de la intervención de Carles Puigdemont respecto a los Derechos Humanos y Turquía. Concretamente, Puigdemont dio un discurso donde evidenciaba la absoluta falta de respeto hacia la presidenta de la Comisión Europea al no haber preparado un lugar para ella en una reunión mantenida hace unas semanas con el presidente de Turquía.
Ayer mismo, Von Der Leyen, hacía declaraciones al respecto del ya conocido como «sofagate«, afirmando haberse sentido «humillada y sola» y considera que no le habría pasado «lo mismo si hubiera llevado traje y corbata», refiriéndose evidentemente al trato machista que le dispensó Erdogan y a la permisibilidad que evidenció Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, que no hizo absolutamente nada para evitar esa situación.
Las declaraciones de Úrsula se hicieron en el contexto de la celebración de la sesión plenaria del Parlamento Europeo. Y en este mismo contexto intervino Carles Puigdemont en un contundente discurso en defensa de los Derechos Humanos, utilizando como ejemplo el «Sofagate» que sufrió Úrsula hace un par de semanas.
«El SofaGate fue vergonzoso, y por eso hoy todos somos Vonderleyen. Pero si la UE solamente es capaz de indignarse ante esta imagen vergonzosa, y calla ante las graves violaciones turcas contra los Kurdos y los disidentes, la indignación de hoy no es gran cosa».
El #SofaGate va ser vergonyós, per això avui tots som @vonderleyen. Però si la UE només és capaç d'indignar-se davant d'aquesta imatge vergonyosa, però calla davant les greus violacions truques contra Kurds i dissidents, aleshores la indignació d'avui no és gran cosa pic.twitter.com/a8Smw9ESvg
— krls.eth / Carles Puigdemont (@KRLS) April 26, 2021
La intervención de Puigdemont fue la siguiente:
«Señora Von der Leyen, Señor Michel:
Nosotros hemos denunciado, distintas veces, los dobles estándares de la Unión Europea respecto a regímenes como el del Señor Erdogan. El trato que recibió la presidenta Von der Leyen ha sido vergonzoso. Para toda Europa. Y es evidente que hoy todos somos Ursula. Toda mi solidaridad.
Pero déjenme que les haga unas preguntas, señor Michel, señora Von der Leyen. ¿Qué pasará cuando se invite a la Unión Europea a sentarse en un sofá en el que no haya un lugar para los Derechos Humanos? Digamos que es un sofá en el que los derechos humanos tienen el mismo tratamiento que va a tener la señora Von der Leyen.
Si la Unión Europea sabe que se dan las mismas actitudes amenazantes ante los Derechos Humanos , si la UE únicamente es capaz de indignarse ante una imagen ciertamente vergonzosa, pero por otro lado calla ante las violaciones graves turcas contra los kurdos o disidentes, entonces la indignación de hoy no es gran cosa.»
Después de estas palabras, Carles Puigdemont pasó de vuelta a su escaño, junto a la presidenta de la Comisión, y las cámaras pudieron recoger el gesto de gratitud por parte de Von der Leyen hacia Puigdemont por su discurso. Un gesto de complicidad que fue muy comentado en redes sociales.